Solo regresaremos a la verdadera Venezuela

He recibido copia de una carta, bastante mal escrita,  firmada por un diputado del PSUV llamado Luis Avila o José Avila (en la foto, de uniforme) exigiéndoles el regreso a quienes nos hemos ido.  Considera Avila que  “Las causas que originaron la migración de miles de Venezolanos al exterior han cesado”.

Es muy poco lo que puede saber un chavista  sobre las causas que hemos tenido miles de venezolanos  para irnos de la patria.  Avila menciona falta de oportunidades y ello es una media verdad. Porque habría que decir, con más precisión, “falta de oportunidades honestas”. Digo esto porque nunca ha habido en Venezuela tantas oportunidades como durante la satrapía chavista para hacer dinero fácil  a costa de la nación. Ha surgido una nueva clase de boliburgueses y bolichicos que se han hecho obscenamente ricos y exhiben su riqueza con impudicia, bajo la sombrilla protectora de la satrapía.   

 He denunciado en numerosas oportunidades esta pudrición, especificando los hechos. Ya sea PDVSA, CVG, los ministerios, la presidencia de la república, la fuerza armada, el Banco Central, las instituciones del Poder Moral o el TSJ, ninguna institución de la Venezuela actual aguanta una seria investigación. De allí que quien se pueda ir de esa inmensa cloaca se va. Quedarse es arriesgarse a convertirse en miembro  de  la inmensa  legion de los desesperanzados. Con la excepción de los estudiantes,  son ya pocos los grupos organizados que se mantienen en lucha abierta contra la pudrición. Hay héroes aislados quienes merecen toda nuestra admiración.  

Otra poderosa razón para el éxodo de los venezolanos es la alienación, esa  terrible aflicción espiritual producida por el no pertenecer, por haber sido excluídos y tratads como  ciudadanos de segunda clase, sin acceso a la justicia y sin recibir el trato equitativo que un estado está obligado a darle a todos sus ciudadanos. Durante estos catorce años el régimen chavista se ha especializado en la alienación y en la exclusión de grandes segmentos de la sociedad venezolana, muchos de ellos los mejores educados y generadores de riqueza. Y son miles quienes se han ido. Otros, como Afiuni y Simonovis, han sido injustamente encarcelados y violados en su condición humana por las bestias del régimen.

 Una tercera razón es el colapso económico. El chavismo ha adoptado una política mal llamada redistribución de la riqueza, la cual consiste en la repartición de dádivas y limosnas a seguidores dentro y fuera del país a fin de consolidar su poder politico, sin crear nueva riqueza. Representa  un trágico proceso de liquidación de los recursos nacionales.

La cuarta razón del éxodo es la grotesca y progresiva entrega de nuestra soberanía al régimen Cubano, el cual mantiene cautivo, hoy en cuerpo y hace rato en alma,  al  sátrapa. Como apunta Gerver Torres con agudeza, quien controla al jefe de la tribu controla a la tribu.  Los venezolanos dignos no reconocen un país donde el jefe del Estado es marioneta de un régimen asesino y primitivo como el Cubano ni aceptan esa humillación y traición.

El jefe de la tribu es un cautivo de los castristas y está como ausente

Dice el diputado Avila en su carta, con desparpajo: “ Hoy la Patria de Bolívar está resurgiendo. Estamos echando las bases para la refundación  moral, educativa, económica, política, social y de integración latino americana y caribeña… Son muchas más las razones para volver a la Patria que para mantenerse fuera de ella”.

Nada más alejado de la realidad.  Nuestra patria está en el foso más profundo de su historia, financieramente quebrada, a pesar de los mayores ingresos petroleros que haya tenido jamás, víctima de la inflación y la violencia, obligada a importar casi todo lo que consume, endeudándose con países extranjeros para lo cual hipoteca nuestro petróleo a largo plazo y manejada por inválidos, ineptos, traidores y corruptos. No es posible regresar a un país así.

Como vivir en un país donde mandan estos payasos? 

Los venezolanos en el exterior llevamos en nuestros corazones a la Venezuela que debe ser. Solo regresaremos para verla de nuevo como debe ser. Y hablo de regreso físico porque nunca nos hemos ausentado espiritualmente de la verdadera  Venezuela que amamos. Ella vive en nosotros. La llevaremos de regreso  el dia que, como decía Gallegos al final de su “Doña Bárbara”, caigan las talanqueras del Miedo y todo vuelva a ser Altamira. Mientras tanto, seguiremos luchando, solos o acompañados, para acelerar la llegada de ese día.