domingo, 13 de mayo de 2012

Isabel I




Tengo casi un mes llevándome a la Reina Isabel a la cama. A Isabel I, la reina virgen. He estado disfrutando un mundo y siento que estoy por breve tiempo, cada noche, en la corte de aquella soberana quien reinó por 45 años durante el período 1558-1603. Se trata de una extraordinaria novela escrita por Margaret George (“Elizabeth I”, Penguin Books, 2011). Margaret George es la autora de otro extraordinario libro: “The autobiography of Henry VIII” que disfruté plenamente. George realmente sabe como hacer entrar al lector en la intimidad de las vidas que describe.
El bello retrato hecho por Darnley

Isabel ha sido objeto de innumerables biografías, estudios, ensayos, películas, retratos, pare usted de contar. Muchos la recuerdan de sus retratos famosos, los hechos por Darnley y Van der Meulen y los más la recordarán como Bette Davis en “Elizabeth and Essex” (si la consiguen no dejen de prestar atención a la maravillosa música de Korngold!).
el retrato hecho por Van der Meulen

Aquella Inglaterra de Isabel I estuvo llena de grandes personalidades, entre ellos: Cristopher Marlowe (el poeta de “Ven conmigo y se mi amor, y probaremos todos los placeres, que valles, montañas campos, etc…);  W. Shakespeare, quien no necesita presentación;  Francis Drake;  John Donne (se recuerdan de “no preguntes por quien doblan, están doblando por tí”? );  Edmund Spenser, uno de los poetas más exquisitos de la época, successor de Chaucer, enterrado junto a él en la Abadía de Westmisnter adonde hace años lo fuí a visitar;  Walter Raleigh, el buscador del Dorado;  aquel pionero de los servicios de inteligencia británicos, a lo James Bond, que fue Francis Walsingham; el versatil Francis Bacon  y el longevo Thomas Parr, de quien se dijo que había vivido 152 años.  En la novela de George hay una visita ficticia de Isabel I a Parr, en su casita. La reina le pregunta cual es el secreto de su longevidad y Parr responde:  “mantén siempre la cabeza fría y los piés calientes”, consejo que paso gratis a mis lectores.

En aquella corte llena de talento se movia Isabél con una engañosa suavidad, la cual contrastaba con la explícita autoridad que siempre mostró su padre Henrique VIII. Se jactaba Isabel de ser una persona emocionalmente estable. De allí su moto: “semper aedem”, siempre la misma. Sin embargo, era volatil y podia ser muy dura. No vaciló en enviar al cadalso a su favorito Essex y, cuando la primera Armada de Felipe II llegó a las costas inglesas, salió con armadura a estar al frente de sus soldados. En sus 45 años de reinado Isabel I prevaleció sobre tres intentos de invasion, tres Armadas, por parte de España, varios intentos de asesinato, una grave insurrección irlandesa y la rebelión inepta de Robert Devereux.   
retrato hecho en conmmoración de su triunfo sobre la primera Armada

Sin embargo, lo que ha atraído más a los estudiosos de su reinado es su rechazo al matrimonio, su determinación a permanecer virgen, en demostración de su total dedicación a Inglaterra. Tuvo dos grandes favoritos, ambos llamados Robert. El primero fue su verdadero gran amor, Robert Dudley, el segundo fue el  bello y malcriado Robert Devereaux, más de 30 años menor que ella, con quien mantuvo una extraña relación materno-sensual, hasta que tuvo que mandarlo a decapitar por agalludo. Que sepamos, Isabel I permaneció virgen, aunque – como me decía siempre mi gran amigo Julio Barroeta Lara – nadie sabe nunca cuando el pez bebe agua. Isabél casi se casó con un príncipe francés, Francois, quien murió de fiebre en Holanda. Hasta allí llegó la intención de Isabel I de casarse a fin de dejar un heredero al trono.   

Estoy finalizando el libro, ya Essex ha sido decapitado y la reina se siente deprimida. Se siente vieja, ha prohibido los espejos en su recámara, ya ha vencido a sus enemigos y ha perdido a todos a quienes amó. No le queda nada sino mirar atrás. Se avecina su muerte. Su reino ha finalizado pero siempre se mantuvo fiel a sus promesas.
Extraordinaria mujer. La lloro como si hubiese muerto ayer. Aunque no tuvo hijos si tuvo cien ahijadas, a quienes quiso mucho. Fue, en cierta forma, una madre. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El consejo de Parr es excelente. Buena novela, la buscaré luego que termine la extraordinaria "Los enamoramientos" de Javier Marías, la cual, por cierto, le recomiendo ordene en su librería favorita (en Amazon está en $16) para que siga deleitándose con estos intrincados temas acerca de las pasiones humanas.

Anónimo dijo...

CORONEL,ES LA UNICA MANERA DE LLEVAR A LA CAMA A UNA DAMA?
JG

Anónimo dijo...

picarón