sábado, 22 de junio de 2019

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA GENTE DEL PETRÓLEO, CAPÍTULO XI



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CAPITULO II PUEDE LEERSE EN LINK:

CAPÍTULO III PUEDE LEERSE EN LINK:

CAPÍTULO IV PUEDE LEERSE EN LINK:

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CAPÍTULO VIII PUEDE LEERSE EN EL LI NK:

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CAPITULO XI. GERENCIA Y ÉTICA  EN LA INDUSTRIA PETROLERA VENEZOLANA PRE-CHAVISTA.
                    UNA MEMORIA PERSONAL
Fui empleado de la industria petrolera nacional, IPN, por unos 26 años, desde 1955 hasta 1981. Antes de eso fui becario de una empresa petrolera, SHELL, desde 1952 hasta 1955, el año de mi graduación como geólogo. Comencé mi carrera como geólogo de campo y la terminé  como miembro de la primera Junta Directiva de Petróleos de Venezuela y como encargado de la presidencia de la empresa MENEVEN, una de las cuatro empresas integradas filiales de Petróleos de Venezuela, hasta su posterior consolidación con las otras tres empresas. Durante  mi  carrera en la IPN estuve con SHELL, CVP, PHILLIPS y de nuevo SHELL, hasta llegar a la Junta Directiva de PDVSA, a la Junta Directiva de MARAVEN y a la Vicepresidencia de MENEVEN. Fui testigo presencial de cómo se hacían las cosas en la industria petrolera venezolana durante estos años y deseo poner aquí algunos de mis recuerdos sobre ese proceso, en particular los relacionados con el trato a los empleados, con el estilo de gerencia predominante y con el nivel de ética empresarial que pude observar.
LA RELACIÓN DE LA EMPRESA CON LOS EMPLEADOS
Cuando llegué a SHELL en 1955, recién graduado de geólogo,  entré a la empresa como empleado profesional (Senior Staff), en la llamada nómina mensual. Existían también una nómina no profesional  (Junior Staff) y una nómina diaria.  Una de las diferencias entre las nóminas que me llamó la atención al llegar es que me dieron una llave, la cual abría el baño de los empleados profesionales, sitio al cual las nóminas no profesional o diaria no tenían acceso.  Esto me causó una impresión negativa, suficiente para ir a hablar sobre este tema con el Gerente de Exploración, un geólogo Escocés llamado William Milroy, quien se convertiría en uno de mis más queridos amigos y mentores durante la etapa inicial de mi carrera. Cuando le pregunté sobre este caso, el cual me sonaba a “apartheid”, me dijo: “Antes de hablar sobre esto en mayor detalle, anda a ver el baño de la nómina no profesional”. Así lo hice y me sorprendió verlo impecable, tan pulcro como el otro. No se trataba, entonces, de exponer a unos empleados a un ambiente sucio y degradado dando a otros un ambiente pulcro. Se trataba de un símbolo de “status”.
Me dijo Milroy: “Al baño de los profesionales van los profesionales, ya sean ingleses, holandeses, suizos o venezolanos. De lo que se trata es de introducir diferencias de “status” que sirvan de estímulo a los empleados”. “Este sistema”, agregó Milroy, “es una herencia de nuestro pasado colonial, paternalista, puesto en práctica desde que comenzamos a trabajar en  Indonesia, Venezuela y  Nigeria. En el caso de Venezuela ya carece de mucho sentido, puesto que aquí existe una sólida clase media”.
Esta diferenciación duró poco tiempo más. Apartando este detalle que me pareció cuestionable pude observar que la empresa trataba muy bien a sus empleados, quienes se referían a ella, de manera coloquial, como la “madre SHELL”.  En todo el Occidente de Venezuela la empresa era muy popular.
  Mi educación geológica en la Universidad de Tulsa, Oklahoma, fue bastante  buena, pero no comparable a la de quienes trabajaban a mi lado, suizos, ingleses u holandeses  con doctorados en geología de las universidades de Basilea, Oxford, Groninga o Utrecht. Estuve en el campo con verdaderas leyendas geológicas como Harold Reading, Otto Renz, Eddie Frankl, Jaques Follot, Rudolph Blaser, Jan Van Andel o el inolvidable Konrad Habicht. Cuando después de algunos años fui miembro de la Junta Directiva de Maraven (Ex-Shell) pude leer en mi archivo personal que nunca fui enviado a hacer un doctorado en geología porque  consideraron que ello me haría sentir en minusvalía, haciéndome ver que mi educación no estaba al nivel de mis colegas europeos. Prefirieron conservarme en el campo, trabajando al lado de los gigantes, a fin de que pudiera aprender de ellos. Esto ilustra el grado de atención a cada empleado que predominaba en la empresa. Esta filosofía de atención personalizada a cada empleado se extendió a MARAVEN. En reuniones de la Junta Directiva sobre personal podíamos pasar horas  discutiendo sobre los pasos a tomar para desarrollar cada uno de nuestros gerentes. En estos ejercicios de evaluación gerencial (ranking), cada gerente era examinado en detalle, con sus puntos fuertes y débiles. Allí se trazaba una vía para el desarrollo de cada gerente.
La empresa siempre anduvo varios pasos por delante de mis necesidades. Cuando yo comenzaba a sentir que requería más salario me llegaba un aumento. Cuando tuve algún problema en la empresa, con otro empleado o con un supervisor, siempre fui escuchado. Fui enviado a Indonesia a trabajar en condiciones de gran riesgo personal pero la decisión fue mía y el haber aceptado esa misión y haberla cumplido con éxito me abrió las puertas del éxito en mi carrera. Aunque salí de SHELL para CVP, a ayudar a la empresa nacional de petróleo, fui llamado de regreso por SHELL y de allí fui directo a PDVSA. Nunca tuve un supervisor que no me ayudara: Bill Milroy, Hans Schaub,  Fernando Delón (en CVP), Ken Wetherell, Alberto Quirós.   Uno de ellos, el geólogo Hans Renz, fue muy severo conmigo y me envió a Lagunillas a aprender a ser un Ingeniero de Campo, lo cual representó en aquel momento un aparente  retroceso en mi carrera, pero esa transferencia me dio una experiencia que resultó al final muy beneficiosa para mi carrera.   
Planificación Estratégica y Pensamiento Estratégico
Como supervisado, primero, y como supervisor después, aprendí que la Gerencia es fundamentalmente, acerca de la gente. En la IPN tenía que ver tanto con el desarrollo de una visión para la empresa como con el ejercicio de la compasión, con la capacidad de inspirar al personal a perseguir los mismos objetivos  y con el convencimiento de que las decisiones deben tomarse por quienes estén lo más cerca del asunto a ser resuelto, para lo cual es necesario empoderar al personal para tomar decisiones y  hacerse responsables por ellas. La gerencia que recuerdo era esencialmente descentralizada y democrática. Los grandes lineamientos estratégicos eran concebidos en las oficinas centrales pero la estrategia operacional era decidida localmente.
Aunque la Industria Petrolera Nacional tenía un ciclo bastante prominente de planificación estratégica que abarcaba tanto las operaciones como el presupuesto, el cual he descrito en detalle en mi libro: “The Nationalization of the Venezuelan Oil Industry”, 1983, 1984, páginas 162-164,  existía en paralelo  un clima propicio al pensamiento estratégico. Mientras que la planificación es un ejercicio analítico, el pensamiento estratégico es un ejercicio de imaginación, el cual lleva  a concretar una visión para la empresa. Estos procesos que ya se practicaban en el seno de la SHELL/MARAVEN en las décadas de 1960-1970  serían  posteriormente sistematizados  por el gurú gerencial Henry Mintzberg durante la década de 1990.  SHELL enlazó estas dos vertientes estratégicas cuando creó las bases conceptuales de la planificación por escenarios. En 1970-1971 asistí a la creación de un equipo de Planificación por Escenarios en la oficina de Caracas. Mientras que la planificación estratégica tradicional permitía el acceso a datos de naturaleza predominantemente cuantitativa, la planificación por escenarios permitía el uso de la imaginación en el ejercicio de la prospectiva, ponía la mente y las actitudes de los gerentes a “soñar”.  La planificación por escenarios se convirtió en el aliado más importante del pensamiento estratégico.
Desarrollo Organizacional
A principios de la década de 1970 SHELL fue pionera en Desarrollo Organizacional y un grupo de sus gerentes, entre quienes me encontraba yo, fue enviado a Ojai, California, a entrenamiento en estos procesos, bajo la tutoría de Charles (Chuck) Fergusson, de la Universidad de California. Desarrollo Organizacional utiliza herramientas de las ciencias de la conducta para generar  procesos gerenciales más efectivos, mejorar las condiciones en el trabajo y aumentar la eficiencia  de la organización. En las sesiones de entrenamiento éramos sometidos a francas evaluaciones de nuestras actitudes y maneras de ser, lo cual en ocasiones llevaba a alguna gente al llanto. De allí salíamos conociendo mejor nuestras cualidades y nuestros defectos y, lo más importante, habiendo perdido el miedo a la confrontación,  al conflicto organizacional. En realidad, el propósito era el de llevarnos a reconocer y enfrentar abiertamente el conflicto,  de manera inteligente y empática, lo cual es la única manera de resolverlo efectivamente. En SHELL el equipo de Desarrollo organizacional estuvo integrado al principio, si recuerdo bien, por Aníbal Martín, José Capobianco, Eustoquio García y Rogelio Blanco.
Debo decir que el mundo político venezolano sería más efectivo si hubiera aprendido  a encarar abiertamente los conflictos en lugar de mantenerlos asfixiados, bajo la alfombra, esperando que desapareciesen de manera espontánea.


Pensamiento Estratégico y Toma de Decisiones
El pensamiento estratégico conduce, dice Mintzberg, a la acción estratégica, parte de un proceso necesariamente influido por las emociones. Lo que recuerdo de mis experiencias en la IPN en compañía de grandes gerentes como Quirós, Rodríguez Eraso, Tarbes, Alfonzo Ravard, por hablar solo de los ya fallecidos, es que los procesos de toma de decisiones tenían más que ver con  Teoría del Drama que con Teoría del Juego.  En PDVSA, una empresa propiedad del Estado,  la gerencia era, por necesidad, el manejo de un negocio influenciado por consideraciones políticas, no únicamente empresariales.  Las decisiones eran el producto de premisas y análisis variables, de acuerdo con los cambios del entorno político doméstico y no solamente de acuerdo con el  entorno propio del negocio. Ello ponía a la empresa estatal en desventaja con respecto a sus competidoras internacionales no gubernamentales, para las cuales no existían esas limitaciones.
Por ello la gerencia petrolera en la IPN era un sistema complicado y complejo.   Complicado porque debía considerar múltiples aspectos propios del negocio, de comportamiento esencialmente predecible.  Complejo porque, además de los componentes propios del negocio, existían otros componentes de tipo político, cuyo comportamiento era frecuentemente impredecible. Mientras que la  industria petrolera internacional era un sistema complicado pero predecible,  la industria petrolera nacional, con sus interconexiones entre el negocio y la política, se tornaba frecuentemente azaroso, conduciendo por ello a decisiones que podían ser desastrosas, como lo fue la eliminación del fondo de financiamiento de PDVSA por parte del gobierno de Luis Herrera, evento que aceleró el proceso de politización de la empresa.   En un sistema complejo como este la estrategia frecuentemente corría el riesgo de convertirse en estratagema y de ser el producto de la fuerza,  pasando  de ser el arte de la persuasión y de la imaginación  a ser el producto de la conveniencia política y de la fuerza, características que encontrarían su máxima expresión durante la etapa chavista pero que ya se manifestaban en la PDVSA nuestra, como lo demuestra lo señalado arriba.  
La visión gerencial que predominó en la Industria Petrolera Nacionalizada, IPN, pre- Chavista
En la IPN pre-chavista, sobre todo en la etapa que conozco mejor, la que va de 1976 a 1981, la visión gerencial predominante fue una de estabilización y crecimiento moderado. El análisis  tipo DOFA, es decir, de Debilidades, Oportunidades, Fortalezas y Amenazas, que se efectuó en la IPN después de la nacionalización mostraba grandes limitaciones a un crecimiento rápido, como eran la falta de una cultura de inversión debido, entre otros aspectos, a la etapa de desinversión de la década anterior, la carencia de canales propios de comercialización internacional, la falta de apoyo tecnológico  y la debilidad financiera del Estado Venezolano. Lo que se decidió en esta primera etapa post-estatificación fue estabilizar la actividad  y, en la medida de lo posible, crecer moderadamente. El análisis de la organización incluyó tanto los componentes físicos, las plantas y los equipos, como de naturaleza gerencial y de recursos humanos. Esta fue una tarea muy ardua llevada a cabo por un grupo multidisciplinario, con miembros de todas las empresas filiales de PDVSA, bajo la coordinación de la nueva empresa matriz.  Con la ayuda de la empresa consultora McKinsey se llevó a cabo un estudio completo de estos parámetros y de cómo se podía llegar cuanto antes a una racionalización de las 15 empresas heredadas de las concesionarias, trabajo que tuve la oportunidad de coordinar y en el cual recibimos el apoyo  de todas las filiales, aún aquellas que debían desaparecer para ser asimiladas por las más grandes.


Una confluencia de culturas organizacionales
Uno de los aspectos más difíciles del proceso de estatificación de la industria petrolera venezolana tuvo que ver con la confluencia y hasta colisión de las diversas culturas organizacionales existentes en las ex- concesionarias  bajo la sombrilla de una empresa matriz, Petróleos de Venezuela. Esto requirió paciencia y mucha inteligencia emocional por parte de los gerentes de la nueva empresa. Se dice que hay tres maneras de hacer gerencia: la manera correcta, la manera incorrecta y la manera de la empresa. En la Venezuela petrolera pre-nacionalización habían múltiples empresas concesionarias y, por ende, múltiples culturas organizacionales: la Shell a la Deterding, la Creole a la Rockefeller, la Gulf, la Phillips, etc. Gracias al prestigio del presidente de PDVSA, el general Rafael Alfonzo Ravard y a la madurez del equipo gerencial involucrado, el proceso de unificación cultural bajo la sombrilla PDVSA no presentó problemas de mayor significación. Se establecieron cuatro empresas filiales, con culturas organizacionales que se fueron fundiendo insensiblemente en una cultura organizacional propia de la nueva organización. Esto se logró en breve tiempo porque los objetivos de los gerentes venezolanos de la industria eran los mismos: Una gerencia profesional, sin identificación política,  dedicada a la estructuración de una empresa nacional de petróleo que estuviese a la misma altura de las empresas internacionales. Estos objetivos se lograron, en gran medida, durante la etapa pre-chavista.
La ética gerencial que vi y viví
El proceso de estatificación de la industria petrolera venezolana fue difícil, no solamente por los aspectos técnicos y financieros que debieron ser resueltos sobre la marcha sino por un factor humano que puso a riesgo la integridad de la nueva empresa. Aunque el país político estuvo de acuerdo con la toma de control de la industria petrolera por el Estado, difirió en cuanto a la naturaleza  de ese proceso. Un sector deseaba una “nacionalización” con total exclusión de la industria petrolera internacional, mientras que el gobierno de turno consideró prudente mantener una vía de asociación con las empresas ex-concesionarias (Artículo 5 de la Ley de Nacionalización). Además, mucho del sector político desconfiaba de la venezolanidad de los gerentes venezolanos que debían manejar la industria, ya que habían sido formados, en gran medida, por las ex-concesionarias. Se hablaba de ellos como “colonizados mentalmente” por esas empresas. Esta desconfianza matizó por mucho tiempo la relación entre el sector político y PDVSA. Esta actitud del sector político hacia la gerencia profesional de PDVSA era recíproca puesto que la gerencia profesional de DVSA desconfiaba abiertamente del sector político, al cual le atribuía intenciones de politizar a la empresa, de convertirla en una empresa más del estado, las cuales usualmente eran utilizadas para emplear a sus adeptos y donde los niveles de corrupción eran muy altos. La gerencia profesional tomó la determinación de evitar que ello sucediese manteniendo al sector político a raya y, más aún, de llevar a cabo un proceso de “contaminación al revés”, mediante el cual PDVSA se convertiría en un modelo de pulcritud y eficiencia, a ser imitado por el resto de la administración  pública. Esta batalla la fue perdiendo PDVSA pero esto solo se vería con claridad algunos años después.
De allí que los niveles de pulcritud administrativa en la PDVSA pre-chavista fueran altos. Ello no quiere decir que no existieran casos de corrupción, entendidos como el uso irregular de dinero y equipos propiedad de la empresa o el uso de información privilegiada para el enriquecimiento de algunos gerentes. La diferencia entre aquella corrupción y la que se vio después durante la etapa chavista fue de dos tipos: de magnitud y de respuesta. Los casos existentes en la etapa pre-chavista fueron de una magnitud muy pequeña en comparación con la corrupción chavista. Esto es difícil de cuantificar pero puede decirse que la corrupción en PDVSA durante la etapa pre-chavista se midió en centenares de miles de dólares mientras que en la PDVSA chavista se ha medido en miles de millones de dólares. El otro parámetro que fue muy diferente en la PDVSA pre-chavista fue la respuesta. Se actuaba con firmeza para resolver y castigar los casos de corrupción, mientras que en la PDVSA chavista la constante ha sido la total impunidad ante el saqueo de la empresa.
Dos casos de corrupción notorios de la PDVSA pre-chavista
El caso más sonado de corrupción de la PDVSA pre-chavista fue el de los llamados Petroespías, un grupo de gerentes de comercialización internacional de la empresa MARAVEN, quienes utilizaron  información interna para actuar conjuntamente con compradores de petróleo venezolano y obtener comisiones sobre las ventas (Kickbacks). Ese escándalo fue denunciado públicamente por la misma empresa MARAVEN y tal fue el celo que se puso en la denuncia que hasta algunos gerentes inocentes fueron inicialmente señalados como involucrados. Aunque algunos de estos gerentes huyeron del país y viven hoy (o han muerto, no lo sé) sin haber sido castigados, otros si fueron capturados y enviados a la cárcel.
Otro caso de corrupción denunciado por el sector político de la época estuvo relacionado con las llamadas “colas” en los aviones de PDVSA a familiares de empleados, en viajes no relacionados con asuntos de la empresa. Aunque parte de esas denuncias eran ciertas, otras no lo eran porque se desconocía el reglamento de uso de esos aviones, el cual había sido aprobado por la casa matriz. Este reglamento permitía el uso de los aviones de la empresa para familiares de los gerentes de cierto nivel, siempre y cuando estos equipos no estuvieran siendo requeridos para asuntos de la empresa. Se podría decir que tal regulación era inelegante o poco ética pero no se podía decir que existía un uso irregular de los aviones, ya que la regulación existía. Las “colas” de los aviones de PDVSA se convirtieron por algún tiempo en una fuente de crítica dura en contra de PDVSA, lo cual contrasta con el relativo silencio actual del sector político de oposición  frente al desastre de los aviones de PDVSA, los cuales han sido utilizados hasta para el contrabando de drogas y para el disfrute de hijos y sobrinos de la los Chávez y de los Maduro y de los gerentes granados y no tan granados, de presidentes amigos, de ficheras internacionales y de actores de Hollywood que viajan a Venezuela a pedir dinero, ver:   http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2012/03/la-venezuela-de-hugo-chavez-y-la-que.html
Por supuesto, hay mucho más que puede decirse sobre este tema y estoy seguro de que expertos en las ciencias gerenciales de Recursos Humanos y en ciencias de la conducta, tales como Nelson Olmedillo, Héctor Riquezes, Eduardo Betancourt, Luis Pulgar Finol, Eustoquio García  y otros de igual competencia, así como los gerentes y técnicos petroleros de actuación durante esos años podrían aportar mucho material valioso para complementar mis recuerdos personales. Ojalá lo hagan, para que su experiencia pueda servir de guía para las actividades futuras de nuestra IPN.
    



martes, 18 de junio de 2019

URGENTE: Se requiere una Alta Comisión para enjuiciar la corrupción chavista/madurista




 URGENTE: Una Alta Comisión para el enjuiciamiento de los criminales chavistas/maduristas

Proponemos la creación de una Alta Comisión para el enjuiciamiento de los criminales de la etapa chavista/madurista, a ser establecida por la Asamblea Nacional, en base a una propuesta ciudadana. Recomendamos que la iniciativa en proponer tal creación esté en manos del liderazgo de oposición que se ha mantenido firme en su postura de enfrentamiento al narco-régimen, líderes como Juan Guaidó, María Corina Machado, Antonio Ledezma, Diego Arria, Leopoldo López, David Smolansky  y Enrique Aristeguieta Gramcko. Este liderazgo podría tomar la iniciativa política de proponer la Comisión, la cual podría estar a cargo de venezolanos de la mayor honorabilidad, incluyendo a destacados miembros de la profesión legal tales como Allan Brewer Carías, Román Duque Corredor, Alberto Arteaga, Asdrúbal Aguiar, Carlos Corao Ayala y otros de reconocida solvencia profesional y moral. Esta Alta Comisión tendría la facultad de  nombrar un grupo de investigación, encargado de recopilar la documentación requerida por la parte acusadora para fundamentar sus alegatos en contra de los miembros del régimen chavista a ser  enjuiciados. Menciono entre estos posibles investigadores a Joaquín Chafardett, Alek Boyd, Carlos Tablante, Casto Ocando, Daniel Duquenal, César Batiz y Maibort Petit, acompañados de investigadores extranjeros, si ello se considera deseable. Este grupo se encargaría de ordenar los prontuarios de – digamos -  los cien miembros principales del narco-régimen a ser enjuiciados, así como de los criminales “menores”,  unos cuatrocientos más.  
Es de hacer notar que mucho del trabajo que sería requerido ya existe y solo sería necesario ordenarlo y darle estructura legal, a fin de que pueda ser utilizado por la Alta Comisión para proceder al enjuiciamiento de los principales indiciados.
¿Qué es la Justicia? Es esencialmente la  asignación de A CADA QUIEN LO SUYO, el otorgamiento de premios y  castigos a los miembros de una sociedad en base a su actuación. Sin el ejercicio de la justicia no hay sociedad que pueda prosperar y  vivir civilizadamente. La justicia puede y debe incluir la reparación de los daños infligidos a las víctimas (Justicia Restaurativa) pero también requiere de la aplicación de penas a los criminales (Justicia Retributiva) y  las debidas menciones honoríficas a quienes hayan cumplido con su deber ciudadano en medio de la adversidades y miserias que han caracterizado la etapa chavista (Justicia Honorífica).
La justicia debe ser integral y no incluir solamente  castigos sino también reparación y honra. Esta es una tarea esencial para lograr la redención espiritual, social y económica de la Venezuela destruida en los últimos 20 años. Por esto creo que cualquiera desviación del propósito fundamental de hacer justicia en Venezuela debe ser resistida por todos los ciudadanos dignos y honestos. No puede haber amnistías, perdones, puentes de plata, acomodos o transacciones que permitan a los grandes responsables de la tragedia venezolana salir ilesos después de los horrorosos crímenes cometidos. Quienes propugnen estas soluciones, aún aquellos quienes lo hacen de buena fe, deben ser rechazados por quienes no aceptan la entrega de valores y principios.
Los venezolanos debemos estar claros sobre lo que está en juego en nuestra Nación. Da la impresión de que quienes abogan por una solución negociada solo piensan en la recuperación material del país. Esta es una preocupación genuina, un componente indispensable de la recuperación del país, pero no es suficiente. El componente fundamental de la recuperación de la Nación venezolana será el espiritual, el ético. No basta con recuperar el cuerpo de Venezuela si perdemos el alma. Pareciera que diera vergüenza aceptar que la recuperación de la nación también deba ser espiritual. Buena parte del liderazgo político del  siglo XXI venezolano parece pensar que lo único importante de restaurar en la Nación es la bonanza económica.
Contentarnos con eso sería ceder a la premura del atajo. Venezuela debe salvar su alma y esa salvación requiere la firme determinación de diferenciarnos de los ladrones, narcos, contrabandistas y lavadores de dinero del chavismo/madurismo. Ceder en esta posición sería rebajarnos al nivel del pantano ético que surgió con Hugo Chávez y su pandilla cleptocrática latinoamericana. Lo que ha aquejado a Venezuela en estos últimos 20 años ha sido una acción criminal regional, mediante la cual una pandilla integrada por Chávez, Castro, Lula, Correa, Morales, Zelaya, Lugo, Mujica, Kirchner, Fernández, Ortega y López Obrador, trató de instalar una oligarquía populista de carácter hemisférico, financiada en gran medida con el dinero petrolero venezolano.  
Es necesario limpiar la casa, no será suficiente con barrer la basura debajo de la alfombra.

domingo, 16 de junio de 2019

Juan Bautista Plaza, héroe musical venezolano

LA VERSION EN INGLÉS DE ESTE ESCRITO PUEDE VERSE ABAJO, INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE ESTA VERSION EN ESPAÑOL


JUAN BAUTISTA PLAZA AND MUSICAL NATIONALISM  IN VENEZUELA
Marie Elizabeth Labonville
Indiana University Press, 2007


                                            UNA RESEÑA 

Rusia esperó unos 800 años para desarrollar una clara identidad musical.  Fue solamente durante la década de 1850 que emergió el grupo de los Cinco: Balakirev, Cui, Mussorgsky, Rimsky Korsakov and Borodin, el cual generó un rico movimiento musical típicamente ruso. Una situación similar se desarrolló en Venezuela en un período más breve de tiempo. La música seria floreció brevemente en Venezuela durante la época Colonial pero entró en una etapa  de letargo por casi doscientos años hasta que Grupo de los Tres la revivió, en 1919. Los tres miembros del grupo fueron José Antonio Calcaño, Vicente Emilio Sojo y Juan bautista Plaza. Ellos fueron el motor principal de la iniciativa, acompañados de Miguel Ángel Calcaño, Juan Vicente Lecuna, Moisés Moleiro, William Werner, Emilio Calcaño Calcaño, Francisco Esteban Caballero, Ascanio Negretti  y Manuel Leoncio Rodríguez. Comenzaron a difundir la música de los impresionistas europeos como Claude Debussy y Gabriel Fauré y se convirtieron en arqueólogos musicales que redescubrirían, catalogarían y promoverían las obras de los compositores coloniales y, además, servirían como catalizadores de un renacimiento musical venezolano, esfuerzo que nos recuerda al Grupo de los Cinco rusos en su empeño de lograr una identidad musical nacional.
La historia de este esfuerzo que duraría unos 45 años, hasta la década de 1960, está bellamente contada en el libro: “Juan Bautista Plaza and Musical Nationalism in Venezuela”, de la profesora de Historia de la Música de la Universidad del estado de Illinois, Marie Elizabeth Labonville, publicado en 2007 por Indiana University Press. Más que una biografía de Plaza, el libro es un gran mural de la vida venezolana de la primera mitad del siglo XX, 1920-1965, y una fascinante descripción de la sociedad venezolana de la época en la cual Plaza y sus amigos hicieran su significativa contribución al desarrollo de la vida musical venezolana. Para quienes nacimos en la década de 1930, su lectura genera memorias agridulces de una Venezuela que comenzaba a vivir en el siglo XX, después de una larga y brutal dictadura.
Después de leer el libro se me ocurre que el título, aunque correcto en muchos sentidos, no transmite con justicia la magnitud de la influencia de Plaza en la vida musical venezolana. Quizás llamarlo: “Juan Bautista Plaza y su tiempo: la vida de un héroe musical venezolano” hubiera sido más apropiado, ya que el libro de Labonville trata de la vida de un hombre dedicado exclusivamente al progreso y ennoblecimiento de la música venezolana, con poca atención a las varias facetas de la vida cotidiana.  
El libro contiene 20 capítulos que siguen un orden cronológico organizado en torno a los múltiples aspectos de la actividad musical de Plaza. Este enfoque ilustra muy bien la dimensión de su contribución. Fue un compositor de música sagrada y secular, un maestro de capilla, un organista, un pionero musical, un educador, un periodista sobre temas musicales, un historiador de la música, un musicólogo, un administrador de organizaciones musicales y, siempre,  un visionario que se mantuvo avanzado para su época. Vivió encerrado en una campana musical, indiferente a las realidades cotidianas como las relacionadas con las necesidades económicas de la familia, tarea y preocupación que delegó enteramente en su esposa Nolita.   
Juan Bautista Plaza se convirtió en músico después de estudiar Derecho y tratar de ser médico, aspiración que abandonó por no poder aguantar las interminables clases de anatomía de José Izquierdo, Pepe. Su habilidad musical fue descubierta tarde, a los 14 años, cuando fue puesto bajo la tutoría musical de José María Suárez. Vivía en Caracas, donde la vida musical de la época estaba reducida a los hogares, con pocas actividades públicas que no fueran las ocasionales visitas de artistas extranjeros o los conciertos de música de cámara ejecutados por aficionados.  
Gracias a un miembro de la Embajada de Italia en Caracas, quien reconoció su talento, Plaza obtuvo una beca para estudiar música sacra en Roma por tres años, 1920-1923. Para un joven de los trópicos una estadía de tres años en Europa representó una oportunidad significativa para crecer intelectual y espiritualmente. Durante estos años Plaza desarrolló un Plan de Renovación Musical para Venezuela, el cual consistió en “elevar el folclore venezolano a la categoría de música seria de cámara, digna de aparecer al lado de la herencia artística de la humanidad”, lo que llamó una significativa reforma musical. También en esta etapa experimentó dudas religiosas, las cuales resolvió remplazando una postura contemplativa con otra más proactiva y de acción, la cual le  serviría bien en sus actividades posteriores.
Labonville describe en detalle la vida de Plaza como compositor de música sagrada y secular, producción que venía por ráfagas más que de manera regular. A pesar de que Plaza sintió la necesidad de promover lo que llamó “criollismo”, música venezolana seria con raíces nativas y folclóricas, muchas de sus composiciones no encajan dentro de este patrón. El trató de combinar ingredientes nativos con una elaboración sofisticada, a la manera de De Falla y Stravinski, dos de sus compositores más admirados. Dijo: “Lo que trato de hacer es componer obras de gran dimensión en las cuales los elementos folclóricos aparezcan recreados, transformados y elaborados de manera libre dentro de un estilo personal”.  Labonville considera que sus composiciones más típicamente nacionalistas son la Fuga Criolla, Siete Canciones Venezolanas y la Sonatina Venezolana, todas escritas en la década de 1930. En especial mis preferidas son la primera canción: “Yo me quedé triste y Mudo” con texto del poeta Luis Barrios Cruz y la Fuga Criolla. Nunca he podido disfrutar de la Sonatina Venezolana.
Junto a los hermanos Calcaño, especialmente José Antonio, Vicente Emilio Sojo y otros colaboradores, Plaza fundó el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela. Estas dos instituciones se convirtieron en los vehículos de un fuerte movimiento musical venezolano de corte nacionalista. El Orfeón Lamas fue creado en 1929 en la casa de José Antonio Calcaño y la Orquesta Sinfónica Venezuela en 1930, en una reunión con miembros de la difunta Unión Filarmónica de Caracas. Plaza compuso casi 70 obras para el Orfeón, organismo que generó una verdadera reacción en cadena que llevó a la creación de numerosos grupos corales en Venezuela y ayudó a promover una ola de nacionalismo musical en el país durante las décadas de 1940 y 1950.
La Orquesta Sinfónica Venezuela fue colocada bajo la dirección de Sojo y de Vicente Martucci y su concierto inaugural, en Junio 1930, incluyó obras de Weber, Mozart, Beethoven, Martucci y Bach. Según Labonville “muchas sillas quedaron vacías” pero quienes asistieron lo hicieron con entusiasmo. La orquesta rehusó cobrar la entrada y esta decisión se mantuvo por muchos años. Yo recuerdo haber asistido a muchos conciertos gratis, junto con mi querido amigo Antonio Pasquali, quien llegaría a ser un gran filósofo y nuestro mas distinguido comunicólogo, o con mi primo Leopoldo García Merea, disfrutando de  las obras de Evencio Castellanos, Mendelssohn and Wagner, entre otras, y viendo las bellas muchachas, ocasionalmente atreviéndonos a decirle: “Eres mas bella que el segundo movimiento del segundo concierto para piano de Shostakovich”, una exageración estratégica que frecuentemente daría grandes dividendos.
La mayor contribución de Juan Bautista Plaza a estas organizaciones no fue en el campo de la composición sino en su perseverante promoción. Para ello Plaza creó en 1934 la Sociedad de Conciertos de Caracas, enviando cartas a docenas de potenciales benefactores y escribiendo artículos en los periódicos de Caracas con el propósito de entusiasmar a los lectores. En su cruzada Plaza se convirtió en periodista musical escribiendo artículos en los cuales instruía, criticaba o vendía a los lectores las bondades y bellezas de la música.  
El capítulo 15 del libro está dedicado al trabajo de Plaza como musicólogo, otra de las facetas de su caleidoscopio musical. En 1935 se descubrieron en un depósito de la escuela de música manuscritos de los compositores de la Colonia, hallazgo que llevó a la laboriosa tarea de catalogarlos y preservarlos, tarea que llevó a cabo, ¿quien más? Plaza. Esta iniciativa llevó eventualmente a la creación del museo de Arte Colonial, hoy ubicado en Quinta Anauco.
En adición a estas iniciativas heroicas, de valor cívico excepcional, Plaza dio clases por más de 20 años sobre Historia de la Música,  Estética Musical y Música Colonial y dirigió la Escuela Preparatoria de Música.
Durante la noche de año nuevo, de 1964 a 1965, Plaza murió. El respetado escritor Mariano Picón Salas fue a darle el pésame a su viuda, Nolita,  regresó a su hogar y murió horas después, un día trágico para la cultura venezolana. Esta coincidencia recuerda la muerte de Adams y Jefferson, el mismo día, 4 de Julio de 1826 y la de Cervantes y Shakespeare, el mismo día, 23 de Abril de 1616.
El libro de Labonville está dedicado a la memoria de Nolita Pietersz de Plaza, ejemplo de una gran mujer apoyando a un gran hombre.
Me encantaría ver este libro traducido al español para el beneficio de ms compatriotas, quienes necesitan celebrar a sus héroes ciudadanos, no solamente a los de a caballo sino a quienes llevan en sus manos un libro o un instrumento musical, las armas de la cultura.

JUAN BAUTISTA PLAZA AND MUSICAL NATIONALISM  IN VENEZUELA

Marie Elizabeth Labonville
Indiana University Press, 2007

                                                 A BOOK REVIEW

For 800 years Russia did not develop a clear sense of musical identity. It was in the 1850’s when the so-called Group of Five, the “Mighty Five”, made up of Balakirev, Cui, Mussorgsky, Rimsky Korsakov and Borodin jump started a very rich, typically Russian musical movement. A similar situation developed in Venezuela, although in a much shorter time frame. Music in Venezuela briefly flourished in Colonial times but went into a dormant state for almost 200 years, until a Group of Three brought it back to life, starting around 1919:  Jose Antonio Calcaño, Vicente Emilio Sojo and Juan Bautista Plaza. These three persons were the main motors of this initiative but the group also included, among others, Miguel Ángel Calcaño, Juan Vicente Lecuna, Moisés Moleiro, William Werner, Emilio Calcaño Calcaño, Francisco Esteban Caballero, Ascanio Negretti and Manuel Leoncio Rodríguez. They started to study and spread the works of European impressionist composers such as Claude Debussy and Gabriel Fauré and went on to serve not only as musical archaeologists who would re-discover, catalogue and promote the works of the Colonial composers but also as the main catalysts of a Venezuelan musical renaissance,  an effort which resembled the work of the Russian Group of Five in their emphasis for the search of a national musical identity.
The story of this effort, which essentially lasted about 45 years, well into the 1960’s, is beautifully told in: “Juan Bautista Plaza and Musical Nationalism in Venezuela”, written by the Professor of Music History of Illinois State University Marie Elizabeth Labonville, published by the Indiana University Press, 2007.More than a biography of Plaza, this book is a great canvas of Venezuelan life during the first half of the XX century. Impeccably researched, it gives a picture of Venezuelan music life during this period, 1920-1965, and a fascinating description of Venezuelan society during the times in which Plaza and his colleagues made their significant contribution to the development of Venezuelan music. For those of us born in the 1930’s the book elicits bitter-sweet remembrances of a Venezuela which was just starting to live in the twentieth century, after a long and brutal dictatorship.
After reading the book I find that its title: “Juan Bautista Plaza and Musical nationalism in Venezuela”, accurate in many ways, does not convey the magnitude of Plaza’s influence on Venezuelan musical life. It would have been more accurate to call it: “Juan Bautista and his times: the life of a Venezuelan musical hero”. Because Labonville’s book is about a life exclusively dedicated to the advancement and ennoblement of Venezuelan music, with little concern about other facets of normal  life.    
The book consists of 20 chapters and keeps a chronological order but is organized around the multiple types of musical activities that Plaza undertook throughout his life. This approach illustrates very well the dimensions of Plaza’s contributions to Venezuelan musical life. He was a composer of sacred and secular music, a chapel master, an organ player, a musical pioneer, an educator, a musical journalist, a historian of music, a musicologist, an administrator of musical organizations and always a musical visionary who kept ahead of his times. He lived in a musical bubble, oblivious to practical problems of human life such as the financial needs of the family, a task and worry he seemed to delegate entirely on his wife Nolita. 

Juan Bautista Plaza became a musician by default. He started to study Law and tried his hand at Medicine but confessed that he could not stomach the interminable lectures of his anatomy professor, Jose Izquierdo, Pepe.  His natural ability for music was discovered by the family when he was around 14 years old and placed under the tutorship of Jose Maria Suarez. He lived in a Caracas where musical life was confined to homes, with little public musical activities other than occasional operas performed by visiting foreign companies or  chamber music played by amateur ensembles.  
Thanks to a member of the Italian embassy in Caracas, who recognized his musical talent, Plaza obtained a scholarship to study sacred music in Rome for three years, 1920-1923. For a young man from the tropics a three year stay in Europe was a significant opportunity for intellectual and spiritual growth.  During these years Plaza developed a Plan for musical renewal in Venezuela, which consisted in elevating Venezuelan folklore to the “category of serious chamber or theatrical music, worthy to appear at the side… of the artistic heritage of humanity”, what he defined as a sweeping musical reform. He also experienced some religious doubts which he seemed to resolve by distancing himself from contemplation and adopting a proactive attitude, a posture that would serve him well in his life work.  
 Labonville describes in detail the life of Plaza as a composer, both of sacred and secular music and how this production came by waves, rather than in an even manner. Although Plaza felt the need to promote what he called “criollismo”, serious Venezuelan music with native and folkloric roots, many of his compositions did not closely conform to this musical philosophy. He tried to blend native ingredients into compositions that  sounded Venezuelan, elaborated in a sophisticated manner, following the example of composers such as De Falla and Stravinsky, both of whom he much admired.  He said: “What I sought strongly was to compose works of greater scope in which the elements of our folklore would appear transmuted, recreated, and freely elaborated within a personal style”. According to biographer Labonville his strongest nationalistic compositions included the Fuga Criolla, Siete Canciones Venezuelans and Sonatina Venezolana, all written in the 1930’s. In particular I love the Fuga Criolla and the first of the songs “Yo me quedé triste y mudo”, with a text of the poet Luis Barrios Cruz but have never been able to enjoy the Sonatina Venezolana.
Together with the Calcaño brothers, especially Jose Antonio, Vicente Emilio Sojo and other followers, Plaza was the main promoter of the creation of the Orfeon Lamas and the Orquesta Sinfónica Venezuela. These two institutions were created thanks to the enthusiasm of Plaza and his friends, becoming the vehicles for a strong musical movement in the country. The Orfeon Lamas was created in 1929 at the home of Jose Antonio Calcaño and the Orquesta Sinfonica Venezuela in 1930, in a meeting of the musicians of the defunct Union Filarmonica de Caracas.   Plaza composed almost 70 pieces for the new Orfeon, which was placed under the direction of Vicente Emilio Sojo.  The Orfeon Lamas started a chain reaction in Venezuelan society that witnessed the emergence of many choral groups and helped to trigger a wave of Venezuelan musical nationalism during the 1940’s and the 1950’s. The Orquesta Sinfonica Venezuela was under the direction of Sojo and Vicente Martucci and had its first concert in June 1930, playing works by Weber, Mozart, Beethoven, Martucci and Bach. Professor Labonville tells us that many seats “remained vacant”, although the people who attended were enthusiastic. The orchestra refused to charge an entrance fee for the concerts, which remained free for many years. I remember attending these free concerts in Caracas, in the Teatro Municipal, on Sunday mornings, with my dear friend Antonio Pasquali, who would become a great philosopher and our greatest Communicologist, or with my cousin Leopoldo Garcia Merea and having a great time listening to works by Evencio Castellanos, Mendelssohn and Wagner, among others,  and watching the beautiful girls , sometimes mustering the courage to tell them: “You are more beautiful than the second movement of Shostakovich’s second Piano concerto”, a strategic exaggeration that often paid great dividends.  
The main contribution of Juan Bautista Plaza to these two fundamental organizations was not in the realm of composition so much as in their relentless promotion. To facilitate this promotion Plaza created in 1934 the Sociedad de Conciertos de Caracas, sending letters to dozens of potential benefactors and writing articles in the Caracas newspapers to create enthusiasm among the people. In his crusade Plaza also became a noted journalist, writing numerous articles about musical matters in the Caracas newspapers. In these articles Plaza instructed many readers, criticized others and sold Venezuelans on the merits and beauties of good music.
Chapter 15 of Professor Labonville’s book is dedicated to Plaza’s work as a musicologist, another facet of his huge musical kaleidoscope.  A discovery made in 1935 of manuscripts of colonial music in a storage area of the School of Music led to the cataloging and preservation of this treasure by, who else but Plaza?,  an initiative that eventually led to the creation of the Museum of Colonial Art, now located  in Quinta Anauco.
In addition to all these truly heroic initiatives of exceptional civic value Plaza lectured, day after day, for more than 20 years on History of Music, Musical Aesthetics and  Colonial music, and managed the Preparatory School of Music.
During the New Year’s transition from night to day, 1964-1965, Plaza died. The respected writer Mariano Picón Salas, another Venezuelan intellectual hero, went to pay his respects to Plaza’s widow, Nolita, and returned home to die a few hours later, a truly tragic day for Venezuelan culture.  This tragic coincidence reminds us of the day when Adams and Jefferson both  died, on a 4th of July, 1826 and of the day, April 23, 1616, when both Shakespeare and Cervantes said their goodbyes.

The book by Marie Labonville is dedicated to the memory of Nolita Pietersz de Plaza, another wonderful example of the great women who are so often behind great men.
 I would love to see this book translated into Spanish, for the benefit of my countrymen who need to celebrate civic heroes, not only those in horseback but also the ones with books and musical instruments in their hands, the weapons of culture.  

jueves, 13 de junio de 2019

Numa Molina S.J. deshonra la sotana


Numa Molina S.J. y el Papa Francisco.

Iris Varela y Numa Molina S.J.

El sacerdote Numa Molina S.J. se siente a gusto con Iris Varela,  en La Habana, en las universidades bolivarianas o en el estudio de televisión del ectoplásmico José Vicente Rangel, donde ha sido entrevistado más de una vez, ver: https://youtu.be/8DShL7YKWso. Recientemente fue invitado a Roma por un grupo ideológicamente afín de la Universidad La Sapienza, institución que dice; “No renunciamos a nuestro papel, ni siquiera cuando el bloqueo económico y financiero decretado por los Estados Unidos y la Unión Europea a países como Cuba y Venezuela hace que los intercambios culturales, educativos, académicos de investigación y científicos sean aún más difíciles”. Por esta maleta se conoce al pasajero.  Este bandido Molina tiene al menos  diez años adulando al castrochavismo, ver: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2010/12/el-dueto-hugo-chavez-numa-molina-sj-la.html
¿Cuál es el mensaje de Numa Molina S.J. ? : “Lo que he visto en estos 14 años [en Venezuela] no es comunismo, es comunitarismo».  Para este vergonzoso sacerdote el narcotráfico organizado a los niveles de Maduro, Cabello y El Aissami es comunitarismo. El colapso de PDVSA debido a la corrupción de sus gerentes  y a la prostitución de militares como el general Quevedo es comunitarismo. Los 800 prisioneros políticos son comunitarismo. El éxodo masivo de más de tres millones de venezolanos es comunitarismo. La desaparición del 80% de las empresas privadas y de la producción agrícola e industrial que existía en 1998 es comunitarismo. El hambre, la muerte, la desesperanza, la muerte por mengua de miles de venezolanos es comunitarismo. Las limosnas de comida a cambio de lealtad política tipo CLAP es comunitarismo. El lavado de dinero en magnitudes agigantadas por miembros de la resaca chavista/madurista es comunitarismo. El desastre moral, social, financiero y político de la Venezuela chavista/madurista es comunitarismo.
Yo digo que este sacerdote Numa Molina S.J. es un hombre sin honor, una piltrafa moral. No merece respeto. No tiene ningún atenuante para su postura servil, sumisa, ante la tragedia venezolana. Fue recibido por el Papa Francisco, lo cual es una mancha más para el Papa Francisco y demuestra la simpatía que el Papa siente por estos macabros especímenes del castro-chavismo latinoamericano. Le ha dicho al papa Francisco que las aflicciones de Venezuela son causadas por el bloqueo que promueve el Gobierno de Estados Unidos contra el país.
Así  dijo: “Nos reunimos con el secretario de Estado [del Vaticano] y brevemente con el Papa para testificar que la información sobre Venezuela a menudo es falsa y que la población sufre por las privaciones resultantes de las sanciones y por las infamias que circulan desde fuera del país”. Y añadió: “en nuestro país…  hay una fuerte democracia participativa…  la dictadura es la del imperio que nos ataca por todos los medios, porque no renunciamos a nuestra independencia. Actúo como el portavoz del pueblo venezolano y, por lo tanto, del Gobierno legítimamente electo. Es mi deber hacerlo como miembro de la Iglesia Católica y de la opción por los pobres”.
Numa Molina miente con descaro y envilece su condición sacerdotal.  No hay peor crimen que el de quien, conociendo la diferencia entre la bondad y la maldad, elige conscientemente la maldad.
¿Podrá este sacerdote desvergonzado verse en el espejo? Posiblemente si porque sabe combinar su desfachatez con una total ausencia de escrúpulos morales.

miércoles, 12 de junio de 2019

Juan Bautista Plaza Y Alessandro Marcello: una curiosa coincidencia musical


 
Juan Bautista Plaza, 1898-1965



Alessandro Marcello fue un compositor italiano relativamente menor, quien vivió entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII.
Hace unos meses yo iba en mi auto y escuché por la radio una de sus obras, el Concierto No. 1, La Cetra. De inmediato me llamó la atención el tema inicial por su similitud con el tema inicial de la Fuga Criolla de Juan Bautista Plaza.  
Al regresar a casa los escuché por Internet (en YouTube), el uno tras el otro y pude verificar la similitud. Aquí están los dos temas a los cuales me refiero:
                                     J.B. PLAZA
https://www.youtube.com/watch?v=H1aGqALjxRM ,  oír los primeros tres

 minutos. Esta es la Fuga Criolla, de Juan Bautista Plaza
                                   A. MARCELLO
   https://www.youtube.com/watch?v=lUs7xNbTU6s,  oír los primeros dos minutos. Este es el Concierto #1, La Cetra, de Alessandro Marcello.

 Ello me estimuló a saber más sobre Plaza y adquirí su excelente biografía: “Juan Bautista Plaza and Musical Nationalism in Venezuela”, escrita por la profesora de Historia de la Música de la Universidad del Estado de Illinois, Dra. Marie Elizabeth Labonville. Hice contacto con ella y le mencioné la existencia de esta coincidencia, tratando de saber más sobre su posible explicación. La Profesora Labonville me respondió generosamente, con gran precisión, después de haber hecho una investigación que le ocupó varias horas. Esto es lo que me comunicó (mi traducción):
“Plaza estudió en Roma durante tres años (1920-1923) y durante este período  asistió a muchos conciertos. El conservó los programas impresos de los conciertos llevados a cabo en el Augusteo y poseo copias fotostáticas de estos programas. Los he revisado para ver si  asistió a algún concierto que incluyera la música de Alessandro Marcello pero no vi ninguno, lo cual no es raro puesto que el Augusteo fue un sitio para conciertos de grandes orquestas, no para música de cámara o música instrumental del período Barroco. Mientras Plaza estuvo en Roma también asistió a conciertos en otros sitios además del Augusteo, incluyendo una sala de ópera llamada Teatro Constanzi. En adición asistió a conciertos en iglesias y varios otros salones. Así se lo refirió en una carta  a un amigo, sin identificar los sitios visitados. No recuerdo haber visto programas de los conciertos a los cuales Plaza asistió en las iglesias y otros salones. Es posible que los programas no existieran porque su impresión podría haber sido muy costosa para las iglesias de modestos recursos. No conozco la naturaleza exacta de esos conciertos de las iglesias aunque sospecho que muchos eran recitales de órgano y ocasionalmente alguna música coral y de cámara…. Plaza tenía una biblioteca privada extensa, la cual incluía partituras, además de libros y grabaciones. Un inventario de esta biblioteca fue preparado por alguien no identificado, probablemente su viuda Nolita. Sin embargo las fotocopias que poseo solo son de sus libros y revistas, no de sus partituras o grabaciones. Por ello el inventario existente en Illinois no establece si Plaza poseyó alguna partitura o grabación de la música de Marcello. Después de la muerte de Plaza su biblioteca particular fue donada a la Biblioteca Nacional de Venezuela. No he inspeccionado personalmente su biblioteca privada y no sé si las partituras y grabaciones fueron también depositadas en la Biblioteca Nacional. Acabo de entrar en línea a la Biblioteca Nacional y veo que allí existe una grabación del Concierto La Cetra de Alessandro Marcello pero la grabación es de 1981, es decir, no es de la biblioteca privada de Plaza.
Nota mía: Plaza falleció en 1965.    En 1930 y 1940 Plaza creó y narró una serie de programas de radio sobre música clásica, cuyos guiones fueron coleccionados por su hermano Eduardo y publicados bajo el nombre de El Lenguaje de la Música. En ese volumen cada guion incluye los nombres de las composiciones que Plaza utilizaba para ilustrar sus comentarios y todos los nombres de los compositores están incluidos en las páginas finales del libro. Vi estas listas y no pude encontrar ninguna mención de Marcello. Traté de localizar la partitura de la obra de Marcello para llevar a cabo una comparación con la Fuga criolla pero en nuestra Universidad no existe esa partitura y no he logrado encontrarla en ningún otro sitio. En conclusión: No tengo evidencia alguna de que Plaza poseyera partituras o grabaciones de la música de Marcello o que la hubiera escuchado durante su estadía en Roma. Ello no significa que no la haya escuchado sino que no tengo evidencia de ello. Aun cuando Plaza la hubiese escuchado es poco probable que hubiera recordado el tema inicial cuando compuso su Fuga Criolla. La similitud entre los dos temas puede ser una coincidencia y solo eso. Plaza era una persona escrupulosa y no hubiera pensado en plagiar. La Fuga Criolla tiene un fuerte sabor venezolano por lo cual utilizar temas italianos sería contraproducente. Supongo que es posible que Plaza hubiera escuchado la obra de Marcello en Roma y hubiera guardado  el tema, de manera inconsciente,  en su memoria hasta que compuso su Fuga Criolla.
Es usted muy perceptivo al notar esa similitud. Las dos se inician de manera similar pero su desarrollo es diferente.

Marie Labonville”.  

También he conversado por Internet con el joven músico venezolano José Benjamín Escobar, graduado en Rochester, N.Y. quien me dice lo siguiente: “"Estas dos piezas usan el mismo tema musical de cuatro notas, que se emplea para formar la estructura de las mismas. Es un tema simple, que los dos mencionados compositores modulan con varios tonos constantemente. El concierto de Marcello al principio también es una fuga, y por eso suenan muy similares…. las armonías se realizan de manera diferente  aun cuando el tema queda presente siempre en las dos piezas. También, el contra tema en las respectivas fugas es diferente…..se  puede decir que las dos piezas indicadas tienen instrumentaciones, ritmos, y estéticas muy similares pero, en mi opinión, al final del día son fugas diferentes, y honestamente dudo que éstas sean las únicas dos fugas que usan este mismo tema, el cual pudiera haber sido típico en la época de Marcello”.
En la literatura existen frecuentemente estas coincidencias. En una de sus bellas charlas en la Universidad de Harvard Jorge Luis Borges habla de las metáforas y dice que solo hay un pequeño grupo de metáforas modelo, las cuales se repiten una y otra vez a través del tiempo. Menciona, como ejemplo, la que habla de las estrellas y los ojos, o la que habla del tiempo como un río. El mismo Borges habla del tiempo como un rio que “fluye hacia atrás”. Manrique hablaba de nuestras vidas  como ríos que van a dar a la mar.

Lo que también existe es la serendipia, el afortunado hallazgo, la sortaria coincidencia de quien busca una cosa y encuentra otra diferente, pero  tan valiosa como la que andaba buscando. Este fue mi caso porque, siguiéndole la pista a Plaza y a Marcello, descubrí la extraordinaria biografía de Plaza escrita por la profesora Labonville, obra que comentaré en uno de mis próximos blogs y la cual  debería ser traducida al español para el deleite de los amantes de la música venezolana y de quienes se interesan por la vida venezolana  de la primera mitad del siglo XX.