martes, 31 de octubre de 2017

La trágica involución de la gerencia en PDVSA: de Alfonzo Ravard a Rafael Ramírez


La gerencia de Petróleos de Venezuela - especialmente desde 2002 hasta hoy -  ha sufrido una constante involución generada por  la ruinosa política petrolera impuesta por el chavismo. En efecto, Petróleos de Venezuela fue originalmente creada como empresa petrolera capaz de competir en el campo internacional con las mejores empresas del sector y dar dividendos a la nación, a fin de que la Nación utilizara estos dividendos para el progreso de sus habitantes. Esta filosofía de la empresa y esta actitud gerencial prevaleció por varios años, con algunos problemas derivados de la politización de sus cuadros, la cual se inició después de la salida del general Rafael Alfonzo Ravard de la presidencia de la empresa y del escamoteo que el presidente Luis Herrera Campíns hiciera del Fondo de Financiamiento de la empresa. Aunque esta politización se fue acentuando año tras año, hasta 1999 PDVSA pudo mantener un razonable nivel de gerencia profesional. La salida de la presidencia de PDVSA de Roberto Mandini y su reemplazo por Héctor Ciavaldini le daría el golpe de gracia a la gerencia profesional de PDVSA, brevemente interrumpido durante el interludio positivo de la presidencia de Guaicaipuro Lameda.
La crisis gerencial en PDVSA estalló en 2002, cuando el difunto nombró a Gastón Parra presidente de la empresa petrolera. Parra, a quien conocí muy bien, era un profesor universitario dotado de una estrecha visión de la industria petrolera, totalmente apegado a una visión marxista de la economía, quien apenas habría visto un pozo petrolero en fotografías. Parra carecía de dotes gerenciales y, dada su miopía ideológica, consideraba a los gerentes profesionales de la empresa como apátridas y servidores del imperialismo yanqui. La reacción de los gerentes profesionales de PDVSA ante este absurdo nombramiento no se hizo esperar y ella causó el despido de 22.000 gerentes y técnicos de la empresa e hizo posible su control político por parte del difunto. Después de Parra vendrían Ali Rodríguez, Rafael Ramírez, Eulogio del Pino y Nelson Martínez, todos ellos simples ejecutores sin chistar y, como en el caso de Ramírez, hasta entusiasta generador  de las suicidas  políticas del chavismo en el sector petrolero.
Los gerentes de antes y los gerentes de ahora
La gerencia profesional que manejó a PDVSA, especialmente  durante los años de Rafael Alfonzo Ravard, tenía las siguientes características: (1) no hacía política dentro de la empresa; (2), creía en la meritocracia, es decir, la promoción de los mejores; (3), respetaba las normas y los procedimientos; (4), veía la empresa como eficiente generadora de dividendos para la Nación; (5) poseía una perspectiva internacional del negocio; (6), no se robaba los reales.
 En contraste, los gerentes de PDVSA hoy en día: (1) son simples fichas políticas del régimen y están ideológicamente adoctrinados; (2), la meritocracia les resulta una mala palabra pues solo se apoyan en su lealtad al régimen para progresar dentro de la empresa; (3), Se meten las normas y procedimientos de lo que era una empresa comercial sana en el bolsillo; ( 4), ven la empresa como caja chica del régimen y como posible fuente de enriquecimiento; ( 5), tienen una visión parroquial del negocio petrolero y han dejado de alternar con las gerencias de las grandes empresas petroleras mundiales; (6), permiten y hasta promueven una corrupción galopante, desde arriba hasta abajo.   
Las diferencias fundamentales entre los gerentes de PDVSA de antes y los de ahora son dos: su actitud sobre los objetivos de la empresa y su calidad ética. Para los gerentes pre-chavistas PDVSA debía ser una empresa comercial, manejada con eficiencia para generar divisas para la Nación, compitiendo en los mercados mundiales con las grandes empresas multinacionales. Por años así fue y, como resultado, PDVSA era reconocida como una de las cinco empresas mejor gerenciadas del mundo. Sus gerentes actuaban en un marco de alta transparencia. El único escándalo de magnitud que tuvo PDVSA pre-chavista fue el de los Petro-Espías y fue denunciado de inmediato por la misma empresa y los culpables rápidamente identificados. Algunos de  ellos fueron la cárcel, algunos se fugaron al exterior y viven hoy muy tranquilos, disfrutando de sus dineros mal habidos. Algunos otros gerentes fueron injustamente acusados y la injusticia fue reparada. 
De resto, la gerencia de PDVSA fue muy criticada por dar “colitas” en sus aviones a algunos miembros de la familia o a amigos, lo cual llevó al difunto Chávez a “vender” los aviones de la empresa.
Pero, ¿qué pasa hoy en día? los gerentes de PDVSA han aceptado que la empresa debe ser una empresa “social”, es decir, involucrada directamente en importar y distribuir comida  (podrida con frecuencia), en fabricar ladrillos, criar búfalos y sembrar sorgo, mientras sus labores medulares son trágicamente desatendidas. Estos gerentes viven en un mundo ideológico absurdo en el cual utilizan un lenguaje pomposo sobre soberanía, segunda independencia, potencia mundial, la salvación de  la humanidad y otras necias pretensiones difíciles de tomar en serio cuando la realidad es que no pueden mantener debidamente sus instalaciones y cuando la producción petrolera ha caído en un millón de barriles diarios desde 1998. Los escándalos de corrupción en PDVSA son múltiples, tan horrorosos que hasta el mismo régimen ha comenzado a hablar de fraudes por centenares de millones de dólares. En realidad, PDVSA se ha convertido en una gran lavadora de dinero y los escándalos se miden en miles de millones de dólares, como lo prueban las investigaciones que se llevan a cabo en el exterior. Los aviones de PDVSA se han multiplicado (hay más de cuarenta naves) y hoy día transportan familiares, mucamas  y amigas y amigotes extranjeros. Eso sí, el payaso presidencial, Maduro, no se atreve a viajar en ellos porque no confía en la “lealtad” de los pilotos nativos, prefiriendo Cubana de Aviación lo cual es una prueba más del tutelaje que ejerce Cuba sobre esos pobres diablos. Lo mismo pasaba en la Francia de los colaboracionistas con Hitler.  
Los resultados de esta involución no se han hecho esperar, están a la vista, son incontrovertibles. PDVSA está hoy arruinada operacional y financieramente. Tiene cinco veces más empleados que en 1998. Está endeudada hasta el tuétano. Produce un millón de barriles diarios menos que en 1998. Fracasó en sus cacareados planes para llevar la producción a cinco millones de barriles en 2012… en 2015… blá blá blá; sus refinerías están semi-destruidas, los tanqueros no aparecen por  ninguna parte, todos los días aparecen nuevas evidencias de corrupción; la planificación estratégica es hecha, según dice el impresentable Del Pino, por 100.000 empleados, se regala petróleo por razones políticas a Cuba y a los otros satélites de Cuba, la empresa ha perdido todo prestigio internacional y nadie le vende a crédito.
Compatriotas: La centésima parte de los crímenes que esta gerencia ha cometido sería suficiente para ponerlos a todos en la cárcel.
La involución ha sido trágica y muestra como los mejores fueron desplazados por los peores. Lo que aquí digo está abundantemente documentado.

NOTA: cuando hablo sobre la gerencia de antes y de ahora no pretendo que TODOS los gerentes de antes fueran intachables o que TODOS los gerentes de ahora sean unos bandidos. Hablo de las mayorías que, en uno y otro caso, han dado los resultados que están a la vista.  

5 comentarios:

Jack McDowell dijo...

Gracias Gustavo,

¿Qué opinión te merece este desastre?

http://www.el-nacional.com/noticias/economia/pdvsa-arrienda-refinerias-por-falta-recursos-financieros_209741

La verdad no sé qué más fondo puede tocar PDCHSA.

elmotagua dijo...

PDVSA es un basurero total. Es irrecuperable bajo todo punto de vista.
Ellos la destruyeron y ahora rematan lo que quedan y van a operar con personal extranjero. A los rojos rojitos solo les digo, ustedes se lo buscaron y ahora gocen de lo que les viene.

Ubaldo dijo...

La nacionalización llevó la política a PDVSA. Desde que empezó, las semillas del desastre ya se habían regado en la industria petrolera. Para CAP era la entronización de su EGO. El neo Simòn Bolivar cabalgando en el avión presidencial, gritándole al mundo su heroíca hazaña. Obviando a todos el tremendo costo para Venezuela. De esa época se firmaron contratos de asistencia tecnológica donde Venezuela recibía "asesores" ingleses y americanos que vacacionaban a costilla de la industria y nada aportaban. PDVSA al manejar el recurso petrolero se convirtió en blanco de la codicia de nacionales y extranjeros, Fidel mediante.

F J Baptista dijo...

Yo nunca estuve a favor de la ESTATIZACION de la IPN. Y digo estatización porque dos empresas venezolanas privada (Mito Juan y Las Mercedes) fueron también tomadas por el Estado. Pero la realidad es que el proceso se llevó con gran profesionalismo por personas de mucha calidad y capacidad, por lo que PDVSA operó desde 1976 con gerentes y empleados serios y profesionales un su inmensa mayoría. Fue un ejemplo de cómo puede manejarse una empresa petrolera del Estado exitosamente. Pero como apunta el Dr. Coronel, poco a poco se fue politizando sus cuadros gerenciales hasta la llegada del animal de Gastón Parra, puesto ahí por Chavez.
Con dos casos intermedios de gran calidad (Mandini y Lameda) los presidentes de PDVSA han sido desde individuos supremamente ignorantes hasta corruptos,el peor de ellos Ramirez que además de ignorante es un gran sinvergüenza y traidor.
Hoy Pdvsa no existe, sino una bazofia sin propósito y donde lo que hay es un circo de malandros viendo a ver quien se lleva algo antes del colapso total. Muy triste.

Anónimo dijo...

Quiero creer que esto es parte de un proceso horrible que vivira
Venezuela para que algun dia haya mejoras en la calidad de vida
de los que alla viven.

Creo que los que escribimos aqui casi en 90% vivimos fuera del pais,
y venimos al blog a sentirnos un poco mejor leyendo analisis de
gente seria como G.C.

Nunca crei, lo digo como comentario, que ibamos a pasar por lo mismo
que pasaron los emigrados sovieticos de Stalin.