martes, 28 de junio de 2022

MI VIDA, DEL PIANO AL CELLO

 


                                         Gershwin escribe su Concierto en Fa 

                                      Concierto para cello y orquesta, Antonin Dvorak

No toco instrumento musical alguno, algo de lo cual me he arrepentido. Mi madre tocaba el piano pero las lecciones fueron para mi hermana, aunque yo hubiera podido lograr lecciones para mí, pero nunca lo hice. Mi interés primordial durante mi infancia fue la lectura.

Cuando llegué a la adolescencia y debí viajar a diario de Los Teques a Caracas para  ir al Liceo Andrés Bello a estudiar el quinto año de bachillerato, me iba caminando  a almorzar a la casa de un tío, Leopoldo García Maldonado, situada en San Bernardino. Leopoldo era médico sanitarista y  gran aficionado a la música clásica. Durante las horas del mediodía ponía discos de 78 rpm con diferentes sinfonías y conciertos. No solamente compartíamos la escucha sino que él me hablaba del compositor de turno y de algún episodio en la vida del compositor que habría inspirado la obra. Durante los meses que fui a almorzar a su casa no solo me alimenté bien en cuerpo sino en espíritu. Me convertí en un melómano como él y, además, comencé pomposamente a definirme como  “musicólogo”. Me iba a los conciertos dominicales de la orquesta sinfónica Venezuela en el teatro Municipal de Caracas, los cuales eran casi siempre gratis, junto con Antonio Pasquali, mi amigo de toda la vida. Esos conciertos dominicales eran ideales para ver hermosas niñas. Mi piropo preferido era: “Eres más bella que la quinta sinfonía de Tchaikovsky!”.  A lo cual, con alguna frecuencia, la niña respondía: “Ay, mijo, a mi quien me gusta es Schumann”.

Durante esta etapa formativa de mi vida, en una Venezuela que recuerdo muy amable,  me aficioné particularmente  a los conciertos para piano y orquesta. No sé si todos quienes amamos el piano seguimos la misma secuencia “evolutiva” pero, en mi caso, mis primeros amores fueron el  de Edward Grieg y, particularmente el Concierto #1 de Tchaikovsky, que algunos años después, en 1958,  le daría una gran victoria a Clyburn en Moscú. Ese joven tejano de 23 años se llevaría el primer premio del concurso internacional para piano, en el propio país del compositor. Por un largo tiempo, ese concierto de Tchaikovsky fue mi amor, oírlo aquí en la grabación original del evento ganado por Clyburn:

 https://www.youtube.com/watch?v=rHbPDDoVXtQ&list=TLPQMjYwNjIwMjISUMXT8ry9Qg&index=1

Cuando me fui a estudiar geología en la universidad de Tulsa mi segundo compañero de dormitorio fue un trompetista, Ronnie Modell, quien sería luego la primera trompeta de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, en la época de Leonard Bernstein. Por esa vía llegué a uno de los conciertos para piano y orquesta que siempre he tenido cerca de mi corazón, por su asociación con mi etapa universitaria tan feliz: el Concierto en Fa de George Gershwin, ese prodigio de melodías inolvidables, con el sabor tan profundamente americano que Gershwin pudo darle al piano, tanto en este concierto como en la Rapsodia en Azul y en sus tres preludios para piano.   Aquí están los tres preludios:

https://www.youtube.com/watch?v=3_pfI1k_DjQ , interpretados por un mago del piano, Krystian Zimerman.

De manera inevitable me encontré con los dos conciertos de Johannes Brahms, en especial el segundo de ellos, una majestuosa catedral de la música. Siguiendo lo que Leopoldo me había enseñado leí todo acerca de Brahms y su vida al lado de Schumann y su esposa Clara Schumann, un intenso triángulo musical y sentimental, ya que Brahms sintió un gran amor no correspondido por Clara. Aquí está  su segundo concierto para piano, ejecutado por Yuja Wang, uno de los milagros pianísticos de las últimas décadas:   https://www.youtube.com/watch?v=BszBccYHuAk. En paralelo con los conciertos de Brahms también aprendí a amar el Concierto en La menor para piano y orquesta de Schumann, quizás menos grandioso que el segundo de Brahms, pero ciertamente más  dulce y romántico, más afín a quien apenas salía de la adolescencia.

Tuve breces romances con los dos conciertos de Chopin para piano y con el número uno de Franz Liszt pero mi amor pronto se trasladó al incomparable Rachmaninov, comenzando por donde comienzan casi todos los amantes de la literatura para el piano, por su concierto #2, uno de los más majestuosos jamás escritos. Este concierto me abrió las puertas a sus otros conciertos, en especial al que llegaría a ser mi favorito, el número 3, así como a la Rapsodia sobre un tema de Paganini y sus extraordinarios preludios. Aquí está el concierto #3 con Yefim Bronfman, https://www.youtube.com/watch?v=aFkAwFDZGHk  y el Preludio #5 con Berezovsky, https://www.youtube.com/watch?v=I2GKgFZ_ioQ  (creo que es el mejor interprete entre los muchos que tocan esta maravilla).  

En un recodo del camino me encontré con el maravilloso concierto para piano y orquesta del excepcional compositor armenio Aram Khachaturian, un genio de la melodía de las estepas, oírlo aquí, ejecutado por JY Thibaudet: https://www.youtube.com/watch?v=8ZQVuQLCk9o

Y ya en mi vejez hice un extraordinario descubrimiento, las quince improvisaciones para piano de Francis Poulenc y ellas me han dado momentos de incomparable placer, así como todas las obras para el piano  de este maravilloso compositor francés, a quien he ido descubriendo como quien se ha encontrado con un tesoro contenido en muchos cofres que voy abriendo poco a poco.

 Aquí coloco su Nocturno #1 y la Improvisación #15, dedicada a Edith Piaf:  https://www.youtube.com/watch?v=ITjoWz7Unuo   y   https://www.youtube.com/watch?v=MxIuDkjv7jU. El Nocturno es como un manantial de champaña Krug (o Moet Chandon)  bien helada.   

Y, ahora, el cello

Tarde en mi vida de descubierto el cello que a mis oídos ha llegado a ser la nueva voz del amor, con sus tonos profundos de madera. Lo hice algún tiempo ya,  por la vía del cine, al ver un film con la vida de la intérprete más famosa del concierto, Jacqueline Dupré. Aquí está ese concierto con Dupré, conducido por quien fue su esposo, Daniel Barenboim:  https://www.youtube.com/watch?v=OPhkZW_jwc0,  una interpretación memorable por la apasionada  intensidad de la cellista.

Luego me enamoraría del concierto para cello de Antonin Dvorak y de pequeñas joyas para ese instrumento, como “El Canto de los Pájaros” de Pablo Casals, quien lo interpreta aquí:  https://www.youtube.com/watch?v=jKoCzueuKdI, una dulce canción que nos habla de la nostalgia del destierro y del amor por la libertad.

El cello juega un papel fundamental en dos de mis cuartetos de cuerdas preferidos, el #2 de Borodin, oírlo aquí:  https://www.youtube.com/watch?v=2YAzUC6LzNky y el  Cuarteto Americano de Antonin Dvorak, oírlo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=_b_rwtDlUXA.   

Tanta es la belleza musical  que nos rodea en la vida que nos ha resultado imposible ser fiel, especialmente en el campo de la música. Es mucha la belleza que nos ha cautivado. Y ya casi no escucho a mi primer amor, el concierto 1 de Tchaikovsky.  

Afortunadamente muchos logramos anclar y protegernos de ese mar turbulento de emociones que es la vida en un remanso de bondad, nobleza y ternura. Yo tuve la suerte de encontrar durante una gran parte de la vida un remanso llamado Marianela. Aunque ante nosotros – como sucede con todos los seres  humanos -  se abrieron  encrucijadas en el camino, muchas de ellas recordadas con nostalgia y gratitud,  el amor, el respeto y el afecto nos mantuvieron en el camino de la felicidad.

La mujer, su belleza y su generosidad, ha sido en mi vida como el piano y el cello.   


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante la información musical presentada. Nunca es tarde para aprender a tocar un instrumente; yo personalmente como soy admirador del piano, ahora que ya entre en mis 70's estoy tomando clases para aprender aunque sea por hobby. El placer que da poder lograr interpretar aunque sea una pequeña pieza, es una gran fuente de satisfacción.

Anónimo dijo...

Me has hecho recordar a Martha Argerich, que a sus 81 años sigue siendo
fantástica.

Me gusta escuchar su música y la celebro con pastéis de bacalhau y buen tinto Quinta Das Carvalhas que cuesta €10.

https://www.youtube.com/watch?v=MvnX31rg8Uw

Tu amigo,

Acosta,
Madrid.

Maria Teresa van der Ree dijo...

Me encantó tu relato.
Saludos, Bendiciones,
MT