miércoles, 23 de noviembre de 2022

La postura del Vaticano sobre Maduro

 



Monseñor Edgar Peña Parra, alto funcionario del Vaticano y natural de Maracaibo, acaba de reunirse con el dictador Nicolás Maduro. Fue entrevistado por la Voz de América y creemos importante comentar la entrevista,  porque se trata de la postura oficial de la iglesia católica sobre Venezuela, verla completa en: https://www.costadelsolfm.org/2022/11/21/monsenor-edgar-pena-parra-hablo-sobre-la-reunion-que-sostuvo-con-nicolas-maduro/

Lo primero que uno se pregunta es si el Vaticano debe reunirse con el dictador Nicolás Maduro, uno de los gobernantes más crueles y destructivos del planeta, quien ha generado la ruina de su país y condenado a sus habitantes a una vida azarosa, llena de miseria y represión. La desastrosa actuación de Maduro y su pandilla de narcos ha sido causante de la fuga de unos siete millones de venezolanos del país, en búsqueda de comida y libertad. Mi criterio es que tal reunión  indica debilidad por parte de la representación oficial de la iglesia católica mundial y envía una señal negativa acerca del liderazgo moral que el Vaticano debería representar. Quisiéramos pensar que esta reunión ha sido motorizada por la  buena fe, con la intención de aliviar en algo el sufrimiento de los venezolanos, pero existe el peligro que haya sido un resultado de una postura más bien política por parte del Vaticano, en lugar de la postura ética que está obligada a mantener en todo momento. El Vaticano es una fuerza moral más que un estado con intereses geopolíticos y es un error grave olvidarlo.

Monseñor Peña Parra ha debido pasar amargos momentos durante esta reunión y, luego, al tratar de justificarla. Ello se deja ver en la ambigüedad de sus respuestas al entrevistador de la Voz de América. Dice que “la iglesia católica espera que Venezuela tenga un diálogo sostenible y productivo….”. Sugiere que “algo positivo está sucediendo y puede suceder”, sugerencia que no puede menos que oxigenar al dictador.  “Algo se mueve en positivo”, agrega, aun cuando no sabe “cuan profundo sea lo positivo. Que algo positivo está ocurriendo, dice es mi impresión… basada en la gente que pasa por Roma”, aunque – agrega – que “ personas serias me hablan de un 85% de pobreza’.  

Monseñor Peña Parra dice que le transmitió a Maduro “el deseo de la santa sede que Venezuela tenga un diálogo constructivo… aprovechando las circunstancias que se han dado, como la guerra entre Rusia y Ucrania… , Venezuela es un país que tiene mucho que decir en el campo energético”. Monseñor Peña Parra parece decir que Venezuela debe aprovechar la crisis petrolera actual para ser de nuevo un país petrolero importante. De esta manera el representante del Vaticano parece apoyar un renacimiento petrolero venezolano, el cual no puede darse a menos que el dictador Maduro obtenga concesiones que son éticamente inaceptables.

Cundo habla de la aplicación de justicia Monseñor es cauteloso: “Cada proceso tiene su personalidad, pero procesos como el que hemos llevado nosotros requiere precisamente confrontarse con eso (la paz y la justicia). Quise subrayar en general de la paz, que, para lograrla, es necesaria la reconciliación y el perdón, pero al mismo tiempo es necesaria la justicia”.

En lo que nos dice Monseñor  queda abierta la interrogante sobre el balance entre justicia y “reconciliación”. Creo que el Vaticano debe ser más rotundo en recalcar que la justicia debe prevalecer, no dejar dudas sobre el camino preferido.

En lo que se refiere al éxodo de venezolanos, Monseñor no habla de los horrores relacionados con esta trágica diáspora y sobre lo que hemos visto en el cruce del estrecho del Darién, sino que dice: “En relación con la migración venezolana, no sé en este momento cuánto sea el flujo de gente que sale. Quizás todavía hay gente que quiere salir. Sé que hay un progresivo interés por volver a la nación de algunos. Se comienza a verificar que, ahora, que viene diciembre, muchos de los que podías venir, han venido”.

De nuevo, considero que esto es un intento de estar bien con Dios y con el diablo, lo cual es  -  en mi opinión -  una señal  que la política prevalece sobre la ética en la postura del Vaticano.

Monseñor tiene una impresión final: “Me llevo esta imagen de una Venezuela que da la impresión que, a todos los niveles, quiere seguir caminando, eso lo he notado, cada quien en la circunstancia en que está. Venezuela no se ha dejado…”>

Es decir, Venezuela lucha. Ese es un mensaje positivo. Pero está bastante lejos de ser el mensaje que el Vaticano debe dar sobre la tragedia venezolana.  ¿Si el portavoz  de Jesús en la Tierra no es capaz de enfrentarse abiertamente al dictador Maduro, a su crueldad y a su pandilla de narcos civiles y militares,

 ¿Si este es el mensaje del Vaticano, que podemos esperar de naciones que consideran normal no tener amigos sino intereses?