viernes, 25 de noviembre de 2022

Pablo Milanés: una vida que elegí no compartir

 

                                 

                                  https://www.youtube.com/watch?v=ruKLb7Hax6A 

El planeta se formó hace 14000 millones de años, la vida apareció hace unos 4000 millones de años (primero en los mares) y el ser humano surgió hace unos 200.000 años. Es decir, somos los recién llegados. Unas 10.000 generaciones han pasado por el escenario de la Tierra, vivido y desaparecido. Millones de personas han nacido  y vivido sin conocer más que una ínfima parte de ese escenario. Aun en la época de la TV y el Internet, cuando tenemos acceso teórico a todos los rincones y culturas del planeta, nunca nos enteramos o nos enteramos muy tarde de algunas vidas que hubiese valido la pena compartir. Leo, por ejemplo, los obituarios del New York Times y me entero allí, muy tarde, de maravillosas vidas vividas sin que nosotros las hubiésemos conocido.

Hay otras vidas que hemos excluido de la nuestra, de manera consciente, por razones de naturaleza ideológica o de antipatías instintivas. La vida del cantante Pablo Milanés ha sido una de ellas. Acabo de leer la noticia de su muerte y la registré como la muerte de un cantante quien había puesto  su talento al servicio de la dictadura de Fidel Castro, razón por la cual lo excluí completamente de mi vida. Desconocía que este cantante había roto con el castrismo, por lo que lo borré de mi atención desde el principio y nunca escuché sus canciones.

Al leer un escrito sobre su muerte he escuchado una de sus canciones y debo decir que me ha gustado mucho. Se trata de  una canción  llamada “El Breve Espacio….”. Me ha parecido una bella canción, cantada con  una bella voz. Al leer más sobre su vida veo que no haberlo incluido en la mía me privó de conocer su valiosa  obra musical. Elegí excluirlo de mi vida y creo que ello me privó de enriquecer la mía con el disfrute de sus canciones.   

Este es uno de los riesgos que corremos al tomar posiciones rígidas en la vida. El riesgo, por ejemplo,  de no leer sino lo “estrictamente necesario” de García Márquez, por rechazo a su conducta complaciente, hasta cómplice, con Fidel Castro. Aunque ya es tarde para rectificar plenamente, debo confesar que mi postura me ha privado en algunas ocasiones de compartir más plenamente algunas  vidas que me hubiesen proporcionado enriquecimiento estético y espiritual.  

 Margaret Atwood, la novelista, decía algo hilarante: Querer conocer al autor porque nos gusta su obra es como querer conocer al pato porque nos gusta el paté.  Esta es una frase afortunada pero controversial, ya que obra y autor parecerían inseparables.

En el caso del cantante fallecido, parece evidente que sus acciones fueron producto de una actitud honesta. Quienes somos anti-castristas diremos que se equivocó al principio y luego rectificó. Los castristas dirán que, al principio, estuvo en lo correcto y luego olvidó sus principios.  

Queda casi intacto su legado musical.

3 comentarios:

Mario Caires dijo...

Lo aplicariamos a Wagner calificado de antisemita e idolo de Hitler ??????

Mario Caires dijo...

La ideologia construye trincheras de las cuales es dificil salir

Gustavo Coronel dijo...

En efecto, Mario, le fue aplicado a Wagner. Ya Ezra Pound y a Furtwangler. Y, en ocasiones, a Shostakovich ?