domingo, 15 de febrero de 2015

La situación venezolana ya no aguanta más


Lo que le espera al viajero en el aeropuerto de Maiquetía

REFLEXIONES DOMINICALES

Así lo siento, a miles de kilómetros de distancia de mi patria. Con más razón debe sentirlo el venezolano que está sufriendo directamente los rigores de un país degradado, empobrecido, embrutecido, a manos de una pandilla de ladrones y narcotraficantes.
Me considero afortunado de no haber tenido que regresar a mi país por casi 12 años.  El horror de lo allí sucedido ha matado la nostalgia. No podría aguantar la visión que me espera, desde el momento que se entra al  aeropuerto, obligado a contemplar la efigie gigantesca del sátrapa fallecido. No podría aguantar ver las vallas – aberrante culto a la personalidad - que contaminan el paisaje a lo largo de la deteriorada autopista hacia Caracas. Como no detenerse a escupir tantas vallas indignas, puestas allí para que los venezolanos con vocación de esclavos adoren la ignorancia y la corrupción?
Tengo suerte de haber salido de un país en manos de un régimen profundamente cursi, cuya constitución ha sido asfixiada por el llamado Plan de la Patria. Quien lea este documento se dará cuenta de que representa un monumento a la mediocridad y al ridículo. Y, sin embargo, el Alto Mando Militar, guarida  de traidores, acaba de reafirmar su total adhesión a tal esperpento anticonstitucional y anti-democrático. .
No oculto que me encantaría poder visitar de nuevo el pueblo donde transcurrió mi niñez, ver al Ávila desde mi ventana o agarrar carretera hacia los Andes. Pero sé que eso ya no es posible. Ni el pueblo es ya el mismo, ni la carretera hacia los Andes ofrece el anterior encanto. Quizás el Ávila luzca igual, pero esa visión la tengo conmigo, en copias de los paisajes de Cabré y de Benavides.
Pertenezco a una generación que vivió en una Venezuela de excepción. Desde 1940 hasta 1975, con la excepción de los años perezjimenistas, disfruté de, y participé en un país en ascenso, que fue prototipo de país progresista latinoamericano. Luego vendría su declinación, primero disfrazada de mediocridad a lo Herrera, luego de corrupción a la Lusinchi, finalmente de ese deseo de muerte colectivo que afectó a los mejores y más “notables” y  que nos llevó al chavismo. A ese país en ascenso le debo una vida feliz pero, ahora, siento que el final de nuestro viaje llegará sin que podamos verlo de nuevo en el camino correcto. El trabajo de destrucción en estos últimos 16 años ha sido demasiado intenso y ha llegado hasta el alma de la nación. Una colectividad desconocida existe hoy, con demasiados miembros ansiosos de participar en la gran rebatiña o indiferentes e insensibles ante el bochornoso espectáculo.
Las semillas de la redención ya están sembradas en Venezuela pero aún no han brotado con vigor, excepto en casos aislados que se acercan al más admirable heroísmo. Tomará más tiempo del que nosotros tenemos disponible para ver esas semillas transformadas en árboles. He visto cerrarse el tremedal de la indiferencia ante la desaparición de grandes venezolanos, quienes hubiesen podido florecer y dar aún más frutos de no haber tenido que dedicarle tanto tiempo  a la titánica tarea de sobrevivir espiritualmente en una patria embrutecida. Que desperdicio material y espiritual tan gigantesco el que ha caracterizado estos años del siglo XXI venezolano!
El tiempo se encargará de poner las cosas en su sitio. Desde una perspectiva histórica se podrá decir, algún día, que hubo un breve momento en el cual el país se fue a pique. Se pensará con melancolía en la pérdida de una o dos generaciones víctimas de ese naufragio. Pero, que son dos generaciones en el marco de una historia de siglos?
Después de todo, las verdaderas víctimas del naufragio no fueron aquellos que lucharon día a día por preservar su dignidad en medio del caos, sino quienes se fundieron y confundieron con el caos, pensando – por ignorancia y deseos de revancha -  que ello representaba la felicidad.
Esos si murieron para la patria. Sus descendientes llevarán para siempre el estigma de quienes se vendieron por una limosna.  


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gustavo, para completar el triste cuadro que pinta tu acertado post, te informo que el Avila de Cabré ya no es lo que era. De lejos, quizá. Pero de cerca, puedes darte cuenta de que ha sido invadido por especies vegetales exóticas. La selva antes exuberante y fresca fué en buena parte sustituida por bosques enteros de Eucaliptus. Quizá el cambio climático forzado por la urbanización al este de la ciudad (Guarenas-Guatire)favoreció este cambio.
Saludos.

Anónimo dijo...

Creo que el regimen de maduro está destinado a su fin. El ocaso les llegó. Ahora bien, el daño mental, como escribe Gustavo es inmenso. Hay 10 millones de venezolanos que solo piensan en que les den cosas gratis y no trabajar. Ese es el verdadero meollo del asunto. Como progresa un pais con ese organismo parasitario instituido por Chavez Frias? Habra que trabajar es en la psique. ni . El petroleo llegara jamas a 300 para complacer a los misioneros y a los ladrones chavistas y a Ramos Allup, ni caera siempre a 40. El próximo gobierno tiene un bloque de agua helada en frente si no remedia el asunto del vivalapepismo, la curda y la jevita embarazada una y otra vez porque "me pagan la mision" .

Gran escrito, Gustavo, estamos todos contigo en este mismo barco que es el exilio voluntario.

Anónimo dijo...

Vamos Gustavito, tampoco salimos tan mal. En el primer mundo disfrutamos cosas esplendidas. Alla ellos con sus tiranuelos. No quiero que te sientas nostalgico, en el fondo todos sabiamos la cualidad de chusma que hubo en Perez, Caldera, Petkoff y el colaboracionista estrella Capriles Radonski. Era mejor irse y bueno, aqui estamos, no? Nada de sentirse asi ni echar de menos, estamos aqui y ahora y puedes salir tranquilo a tomarte un cafe o ver una pelicula o comprarte el ultimo bestseller o comprarte un galon de leche sin hacer cola. Si los venezolanos estan felices con eso alla, que hacer? Ellos son los que pueden ponerle un parao a la regaladera a Cuba, Nicaragua, Bolivia, etc,etc, a la corrupcion roja, a los narcosoles y a Maduro. Ya Dios metio la mano en el asunto hace un par de años. Veremos resurgir el pais? Quizas si. Pero el anonimo anterior habla con verdad. Poner a trabajar a un venezolano acostumbrado al tirame algo va a ser arrecho. Ojala el petroleo siga en picada, ha sido el mal de ese pobre pais rico.

Animo Gus.