Archibald McLeish, 1892 - 1982.
Nunca había leído nada de Archibald McLeish. Este poema me llamó la atención porque visita una zona de mi vida que pensába solo yo había transitado. Y he aquí que Mcleish ya la había visto y con mucha claridad.
El poeta pone en boca de él esposo lo siguiente (mi traducción):
El - “Dice el adagio que el amor no conoce razones,
pero se que los viejos amantes si…”
Y agrega:
El - “Ahora, en nuestra vejez, comenzamos a ver
ausencias, no presencias: lo que sería el mundo
sin tus huellas – con el jardín vacío de tu luz”
Ella – “Y es esa tu razón? – Que los viejos amantes advierten
Su amor porque saben como será su ausencia?
El – “Porque como Cleopatra en el drama
Ellos intuyen que ya no queda nada cuando muere el amor”.
Y finaliza:
El - “Nuestra sabiduría es la que llega en la tarde
Sabemos que el amor, como la luz, se torna más precioso
Hacia la oscuridad”.
En esta vida somos exploradores incesantes, como decía otro favorito, T. S. Eliot. Pero casi siempre, en el sitio que creemos haber descubierto, encontramos las iniciales de un previo visitante. Son pocas las regiones aún inexploradas del espíritu humano.
1 comentario:
Muy estimado Sr. Coronel:
Hermosísimo el corto poema que Ud.pone aquí.¡Es tan cierto!Siempre pensamos que abrimos un sendero y ya otro había transitado el mismo antes. Un afectuoso saludo de su lectora.
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