martes, 23 de enero de 2018

Leopoldo López y Gustavo Baquero invitan a un gran debate petrolero


**** Invitación al debate petrolero que nos hace “VENEZUELA ENERGÉTICA”, de  
                                          Leopoldo López y Gustavo Baquero
                   Con un extraordinario prólogo de Moisés Naím

He leído con sumo interés el libro de Leopoldo López y Gustavo Baquero,  “Venezuela Energética”, en el cual los autores hacen un importante planteamiento sobre la estrategia energética que debe seguir el país para lograr – como dicen en la portada - ”el bienestar y el progreso de los venezolanos”. Espero que la aparición de este libro tenga el impacto deseado por los autores de promover el debate sobre nuestra industria petrolera, o lo que queda de ella.  Los autores ponen sobre la mesa de discusión, con audacia y sentido de responsabilidad, un importante planteamiento expresado con sencillez, visión política y conocimientos técnicos sobre lo que el país debería hacer  con su industria petrolera en las cuatro o cinco décadas de oportunidad que parecen quedarle.
El libro es importante  no solo por lo concreto de sus  planteamientos sino porque combina las visiones  de un joven político venezolano llamado a tener una participación protagónica en el futuro venezolano y de un competente experto petrolero, con experiencia tanto en el sector académico como en el sector petrolero internacional. Por supuesto, este libro no es el primer planteamiento estratégico sobre el futuro petrolero venezolano que se hace en lo que va de siglo pero si uno de los más detallados.  Importantes artículos y recomendaciones sobre el tema han sido ya publicados y circulan en los sectores académicos y técnicos relacionados con la industria petrolera nacional e internacional. De memoria puedo enumerar el extraordinario trabajo de Pedro Luis Rodríguez y Luis Roberto Rodríguez de Rodríguez, publicado por el IESA en 2012;  el de Luis Pacheco (Marco Estratégico para el Sector de los Hidrocarburos”), publicado en 2006; los excelentes trabajos de Francisco Monaldi et al, desde las universidades de Harvard y Rice, en USA; los perseverantes análisis e importantes recomendaciones de Diego González Cruz, desde COENER y CEDICE; las recomendaciones sobre la asignación directa a los venezolanos del ingreso petrolero hechas en la década de 1990 por Francisco Monaldi (padre) y Alberto Quirós Corradi, así como las más recientes recomendaciones similares hechas por Per Kurowski; las presentaciones de prospectiva petrolera hechas por miembros del Centro de reflexión COENER  y  algunos de mis propios escritos, en especial uno sobre el posible modelo futuro gerencial de la industria petrolera venezolana publicado en el Journal of Energy, de Julio 2012, ver:   http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2012/08/articulo-sobre-petroleo-en-el-journal.html
Sería muy deseable ver una bibliografía sobre este tema en una segunda edición del importante libro que hemos leído.   
El libro de López y Baquero va un tanto más allá de  los trabajos citados, al incluir un recuento de los cien primeros años de historia petrolera venezolana, una excelente discusión del entorno petrolero mundial y de conceptos petroleros fundamentales, tales como “peak oil” y peak demand” y un análisis del comportamiento de PDVSA, la empresa petrolera estatal, todo ello antes de llegar al planteamiento medular, lo que deberá hacerse en el futuro. La propuesta central se expone en la tercera sección del libro  e incluye una descripción de los recursos de petróleo pesado, liviano y gas natural venezolano. En base a esta abundancia de recursos los autores proponen aumentar significativamente la producción actual, abandonando la política tradicional de defensa de los precios y estableciendo una distribución directa  de parte del ingreso petrolero entre todos los venezolanos por la vía de lo que llaman un FONDO PETROLERO VENEZOLANO.   
Mis comentarios incluyen breves referencias a las dos primeras partes del libro y algunos más detallados sobre el planteamiento incluido en la tercera parte.
PRIMERA PARTE: LOS PRIMEROS CIEN AÑOS, páginas 43 a 115
 Esta primera parte del libro es excelente y factual. De la lectura de esta porción del libro es posible comprender el papel de Arturo Uslar Pietri como protagonista sobre este asunto, de estatura solo comparable a la figura de Juan Pablo Pérez Alfonzo.  No solo por su llamado a “sembrar el petróleo” sino por su estelar actuación como ministro de Hacienda durante la década de 1940 y, por su aguerrido enfrentamiento con Betancourt y Pérez Alfonzo en torno a la  política de no más concesiones implantada por AD durante los años de 1960 (aunque este épico debate no es objeto de análisis en el libro).
En esta sección del libro aflora una opinión, repetida en el texto con  frecuencia, según la cual el concepto de “sembrar el petróleo” deberá ser sustituido en la mente de los venezolanos (página 163) porque “no ayuda a desarrollar al máximo el potencial energético de Venezuela”. López y Baquero plantean la necesidad de renovar este paradigma. Ciertamente, su propuesta de darle a cada venezolano mayor de edad una porción del ingreso petrolero representa una diferente vía estratégica. Sin embargo, pienso que el mensaje de Uslar, la sensata utilización del ingreso petrolero para diversificar la economía y  sentar las bases de una economía no rentista, permanece válido. Lo que ha fracasado no es el llamado de Uslar sino su ejecución. La estrategia de diversificación fue incorrectamente implantada. Lo que dijo Uslar Pietri fue: “Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.". Lo que Uslar Pietri y Pérez Alfonzo consideraron como una “maldición” no era el recurso en sí, tanto como su mala utilización o su desperdicio. Y el tiempo les ha dado la razón.  Aunque no es este el tema central del debate propuesto  es una de las discusiones que probablemente serán generadas por el libro.   
La sección dedicada a lo que López y Baquero denominan correctamente la “estatización” de la industria petrolera (ya que no fue una verdadera nacionalización) podría haber incluido una mención del gran debate petrolero de los años 1973-1975 sobre esta decisión. Según López y Baquero la “nacionalización” fue el producto de un “gran consenso nacional” (página 84). El intenso debate que se llevó a cabo en esos años sugiere que ello no fue tan claramente así y que la decisión fue considerada como esencialmente política, a pesar de la oposición de sectores importantes del país, incluyendo la de muchos de los técnicos que gerenciaban la industria. El temor que ellos tenían sobre la politización de la industria petrolera se vio confirmado años después, inclusive antes de que llegara  Chávez al poder. Creo que esa decisión política de estatizar la industria petrolero contiene una lección que aún no ha sido debidamente aprendida por los venezolanos. Yo la consideré siempre un error, no porque los venezolanos no supieran cómo gerenciar la industria sino porque sospechaba que la politización era inevitable. Y, por supuesto, con Chávez mis peores expectativas se vieron rebasadas.   
En la página 105 hay una aseveración que posiblemente causará alguna controversia. Dicen los autores: “En líneas generales [el gobierno de Hugo Chávez] siguió la política petrolera de Pérez Alfonzo”. Creo que esta es una afirmación que deberá ser clarificada en una segunda edición.
SEGUNDA PARTE. ENTORNO ENERGÉTICO MUNDIAL, POTENCIAL DE VEEZUELA Y DESEMPEÑO DE LA PDVSA ACTUAL (páginas 117 a 158)
Esta sección del libro es muy interesante y didáctica. Concuerda con el pronóstico de una predominancia de los hidrocarburos en la oferta energética mundial por las próximas dos décadas, pero advierte sobre la tendencia al uso creciente de fuentes energéticas renovables y menos contaminantes. Cuando hablan de Venezuela como potencia petrolera de primer orden se preguntan la razón por la cual el país ha bajado tan rápidamente en importancia durante las últimas décadas. La razón, dicen, no es de escasez de recursos, ya que ellos validan la tesis de que Venezuela posee las “reservas más grandes del planeta”, página 127. Esta es una aseveración que probablemente solo tiene valor  académico, pero que no deja de ser errada. Las reservas probadas “certificadas” en la Faja fue manipulación política de Chávez,  un burdo fraude técnico. Se hizo simplemente doblando el llamado factor de recobro de petróleo “in situ” de 10% a 20%, algo que representó una violación de las regulaciones internacionalmente aceptadas en materia de cálculos de reservas petroleras. Digo que ya parecería académico discutir esto, a no ser para poner las cosas en su justo lugar, porque aún con reservas probadas basadas en un factor de recobro del 10% en lugar del 20% arbitrariamente utilizado por Chávez, las reservas petroleras venezolanas actuales pueden considerarse infinitas, cuando se ven bajo la óptica de una vida útil para tales reservas de no más de cinco o seis décadas.  Esta afirmación sobre lo infinito de las reservas venezolanas ya la hizo Pacheco en 2006 y es reiterada por López y Baquero en su libro. Estoy de acuerdo con esta apreciación (página 132), la cual forma una de las bases  fundamentales  de la proposición de López y Baquero de abandonar la defensa de los precios, para ir a un significativo aumento de producción. Estoy también en total acuerdo con lo planteado en el libro sobre la alta probabilidad de que muchos de los barriles de petróleo de la Faja del Orinoco se queden en el subsuelo, debido a la decisión que parece irreversible de abandonar progresivamente los combustibles fósiles – sobre todo los de mayor poder contaminante – en aras de fuentes más limpias de energía.
La incapacidad de Venezuela de aumentar su producción se debe a la ineptitud y corrupción del régimen venezolano actual. Aunque es cierto que la calidad del petróleo de la Faja es muy baja, también es cierto que la PDVSA pre-Chávez había logrado establecer proyectos exitosos de producción y mejoramiento en la zona. Todo eso se vino abajo con Chávez y colapsó definitivamente con Maduro.  
En la página 141 los autores introducen un concepto que es de suma importancia a la hora de planificar el desarrollo futuro de la industria petrolera venezolana. Se trata de la declinación natural de los yacimientos. En Venezuela este factor de declinación natural varía de un yacimiento a otro, dependiendo de factores tales como calidad del petróleo, mecanismo de producción natural y/o secundaria, etc. En esencia ello significa que si Venezuela desea elevar su nivel de producción tiene que compensar primero que todo por la declinación natural de sus yacimientos. Un ejemplo: Si Venezuela desea elevar su producción en un millón de barriles en un año tendría que generar una nueva producción que sea la que se desea, más los volúmenes necesarios para compensar la declinación. A grosso modo, si  la declinación promedio de la producción petrolera venezolana es, como se dice, un 20% anual, ello significa que cada millón de incremento neto de producción requerirá de un aumento real de producción de 1.200.000 barriles diarios. Ese es un esfuerzo adicional considerable que deberá ser planificado.
Este factor de declinación de los yacimientos mundiales es utilizado por los autores (página 141) para estimar que hacia el año 2030 habrá una demanda adicional de petróleo del orden de los 40 millones de barriles diarios, sugiriendo que Venezuela podría ser un buen candidato para contribuir a llenar ese vacío. No comprendemos bien este pronóstico ya que esos 40 millones de barriles diarios parecerían ser solamente para compensar por la declinación natural de los yacimientos activos. El aumento de la demanda como tal, el cual se pronostica (International Energy Agency) en unos 10 millones de barriles diarios para 2040, para pasar de los 95 millones de barriles diarios actuales a unos 105 millones de barriles diarios tendría que ser adicional.  Este punto debe ser clarificado durante el debate.
La descripción que hacen López y Baquero del desempeño de la actual PDVSA (páginas 145 a 159) es excelente y describe con gran claridad el desastre que ha sufrido PDVSA en manos del régimen chavista. El gráfico de la página 149 ilustra de manera dramática la diferencia entre lo que la PDVSA chavista dijo que iba a hacer y lo que finalmente hizo. Las diferencias entre lo proyectado y la realidad han sido catastróficas.  Para empeorar las cosas, López y Baquero añaden que los convenios preferenciales, por los cuales PDVSA no recibe la adecuada remuneración que tendría en el mercado, ya sumaban en 2015 unos 800.000 barriles diarios.
Al final de esta sección los autores dicen algo que nos suena demasiado optimista: “hay que resaltar que todavía la empresa cuenta con talento humano comprometido y con competencia para lograr una buena gestión…” Siento diferir de esta generosa apreciación porque pienso que la empresa, la cual emplea hoy más de 150.000 personas, muchas involucradas en actividades no petroleras, en general desmotivadas y politizadas está más allá de la recuperación. Sobre esto volveremos más adelante.

 TERCERA PARTE. LA PROPUESTA. Páginas 161 a 306
En la introducción a esta sección, la más importante del libro, los autores dicen que el petróleo “debe ser visto como una bendición, si se desarrolla correctamente” y repiten que tenemos  “las reservas más grandes del mundo”. Reiteran que es preciso buscar sustitutos a frases tales como “sembrar el petróleo” y que debemos desarrollar “una visión profundamente patriótica y soberana”. Hablan de la etapa de concesiones, en la cual  las concesionarias decidían a su antojo cuanto crecía la producción (página 165). Esta aseveración no es enteramente correcta, ya que en los años 70 la combinación de regulaciones existentes le permitía al gobierno decidir los volúmenes de producción, los programas a ser desarrollados, aprobar los presupuestos, su control era casi total. Por ello se dijo que lo que Venezuela había “nacionalizado” era el riesgo del negocio.
Los autores comienzan a plantear, página 166, que la producción debe aumentarse y  enumeran sus cuatro propuestas principales:
1.    Maximizar la producción petrolera y gasífera
2.    Democratizar el petróleo
3.    Diversificar la economía a partir del petróleo (esto es, esencialmente, lo mismo que “sembrar el petróleo”!)
4.     Desarrollo sustentable y equilibrio ambiental.
Estoy de acuerdo, en principio, con estos cuatro pilares. Diferiré con los autores en alguno de los aspectos del cómo lograrlos.
Antes de desarrollar sus ideas sobre estos pilares López y Baquero hablan de tres principios que deben ser implantados: confianza, productividad y transparencia. Sobre ellos, conceptualmente, no tenemos objeción alguna, nadie podría tenerlas.
Sin embargo, vale la pena comentar que los autores le asignan un peso preponderante en el restablecimiento de la confianza a “recuperar la confianza de los trabajadores, a quienes se le han dificultado mejoras en sus contratos colectivos o a quienes se les han negado beneficios, página 167. Este párrafo está influenciado, en mi opinión, por un enfoque político más que gerencial. Pienso que la recuperación de la confianza de los trabajadores en su industria será un asunto esencialmente ético, de  motivación, basado en una verdadera gerencia honesta y transparente, más que un asunto de beneficios materiales y contratos colectivos.
Cuando los autores se refieren a la productividad también hacen excesivo énfasis en aumentar la “capacidad de liderazgo de los trabajadores”, “así como mejorar sus condiciones laborales”,  página 170. En la misma página insisten en este enfoque: “Mejorar la productividad por empleado debe comenzar por las reivindicaciones de los contratos colectivos, vulnerados constantemente durante los últimos diez años”…  Aunque las condiciones laborales son muy importantes, los ingredientes de productividad y confianza tienen, en mi opinión, bastante más que ver con la calidad de la gerencia, con la creación de un digno clima de trabajo y con la relación de respeto que pueda existir entre los miembros de la organización que con factores puramente reivindicativos.
Concuerdo con López y Baquero en su llamado a una mayor transparencia en el manejo de la industria petrolera, Los autores lamentan que el debate sobre petróleo en Venezuela haya sido asunto de las “elites” que gobiernan y de unos pocos “expertos”, utilizando este término entre comillas. Lo cierto es que la ignorancia sobre el tema petrolero en Venezuela siempre ha sido extrema. No se trata de que los venezolanos deban saber sobre tecnología petrolera, sino que tengan una mejor idea de la naturaleza internacional de la industria y de su complejidad. Hasta los más destacados venezolanos hablaron alguna vez de “lagos o ríos subterráneos” de petróleo (Uslar Pietri) o de como el petróleo “se vendía solo”  (Pérez Alfonzo). Elevar el nivel de conocimiento de la industria petrolera entre el pueblo venezolano solo será posible con programas educativos sobre el tema que sean tema obligado en las escuelas primarias y secundarias del país. Dadas las realidades y tendencias actuales en el sector energético quizás ya es bastante tarde para eso, no lo sé. Un programa educativo no se puede improvisar en el tiempo, tomaría un par de generaciones educar a la población sobre el tema. Y el tiempo del petróleo parece acabarse con cierta rapidez.
Primer Pilar de la Tercera Parte: Maximizar la producción petrolera y gasífera. Páginas 175-218.
“Volver a convertir a Venezuela en un líder del mercado energético mundial” es la primera frase de esta sección. En líneas generales concuerdo con la tesis de López y Baquero de que la producción petrolera venezolana debe ser aumentada, pero tengo diferencias de énfasis sobre lo que eso significa, así como en la manera de lograrlo. Creo que hablar de restituirle a Venezuela el papel de un líder del mercado energético mundial refleja una intención de los autores que va más allá de una  simple recuperación significativa de nuestra producción petrolera, para tratar de colocar al país entre los primeros cuatro o cinco productores mundiales. Creo que esta declaración de intención suena demasiado a la “Gran Venezuela” de Carlos Andrés Pérez o  a la “Venezuela potencia”  de Chávez, esas  consignas infladas que han presidido nuestros desastres económicos. Preferiría que se dijera algo más modesto, por ejemplo: Poner de nuevo a Venezuela a producir petróleo y gas natural de manera eficiente y cónsona con los requerimientos de un desarrollo nacional armónico”. 
Para los autores aumentar significativamente la producción es posible  por la abundancia de reservas de hidrocarburos en forma de petróleo liviano y mediano en las áreas tradicionales, petróleo pesado en la Faja y gas natural. Mencionan las reservas de unos 40.000 millones de barriles de petróleo convencional. En realidad, de esos 40.000 millones solamente unos 22.000 millones son de petróleo liviano y mediano. Hablan de 260.000 millones de barriles de petróleo pesado en la faja y ya he expresado mi opinión de que tales reservas están groseramente infladas por el régimen.   Mencionan las abundantes reservas de gas natural, las cuales son en su mayoría asociadas al petróleo, es decir, no pueden producirse a menos que se extraiga el petróleo que se encuentra íntimamente combinado con el gas en el yacimiento. En todo caso, concuerdo en que la magnitud de las reservas permite al país un significativo incremento de la producción, pero las condiciones en las cuales se encuentran esos tres tipos de hidrocarburos no va a permitir un fácil proceso de incremento de la producción. El petróleo liviano y mediano se encuentra en miles de pequeños y medianos yacimientos; el petróleo pesado de la faja requiere tratamientos especiales que exigen cuantiosas inversiones y la mayoría del gas natural está asociado al petróleo. Su producción en mayor escala, por encima de una óptima relación gas-petróleo  tendría un efecto negativo sobre la vida del yacimiento en el cual el gas se encuentre.
Por ello tengo la impresión de que el aumento significativo que proponen los autores será menor que dos de los escenarios que ellos plantean en la página 198. Los tres escenarios son: Restauración, Renovación y Resignación y apuntarían a un incremento para llevar la producción en 2035 a unos 6 millones de barriles diarios , a unos 4 millones de barriles diarios y a unos 800.000 barriles diarios respectivamente. El escenario preferido por los autores, intermedio entre la restauración y la renovación, colocaría la producción del país en unos cinco millones de barriles diarios para 2035.  Intuitivamente pienso que la cifra más realista estará entre 3 y 3,5 millones de barriles diarios, el cual podría llamarse un escenario de moderada renovación. Digo esto por lo siguiente: Los autores dicen, página 178, que los métodos de perforación del petróleo en las cuencas tradicionales son sencillos y de bajo costo, lo cual nos parece una opinión optimista. Añaden, en la página siguiente que existen unos 34.000 pozos capaces de producir, la mitad de los cuales se encuentran cerrados y pueden ser recuperados. Agregan que unos 10.000 de esos pozos se encuentran en el Lago de Maracaibo. Es allí donde ven una mayor oportunidad de incremento significativo de la producción y describen un escenario en el cual se recuperan estos 10.000 pozos “licitándolos a empresas nacionales pequeñas y medianas que manejen tres o cuatro pozos cada una”, pagina 181. Ello, dicen López y Baquero,  permitiría la creación de unas cuatro mil empresas nacionales.  Los autores añaden que estos pozos recuperados podrían producir entre 200 y 300 barriles diarios, por lo cual la producción de este tipo de petróleo aumentaría en unos 2 millones de barriles diarios. Este esquema nos parece impracticable. Los pozos no son entidades independientes sino partes integrales de un yacimiento, los cuales no pueden ser divididos entre empresas para su recuperación. La idea de 4000 empresas nacionales trabajando, cada una, unos tres o cuatro pozos desafía nuestra imaginación, por los múltiples problemas de logística y de ingeniería de yacimientos que presentaría.  Si un esquema de recuperación de pozos va a ser exitoso, debe ser acometido por yacimientos, no por pozos y por empresas experimentadas en esta actividad, no por pequeñas empresas nacionales creadas para tales fines, sin previa experiencia. 
El concepto de López y Baquero es válido, la estrategia operacional no parecería serlo. Igualmente simplista nos parece la aseveración, página 182, de que esta actividad requerirá del aporte de servicios y materiales a ser provistos por empresas nacionales. Esta será una tarea en la cual las empresas especializadas y de tradición tendrán que hacer el mayor aporte.
La sección dedicada a los crudos extra pesados (Faja) habla de las inmensas reservas y de su alta rentabilidad, debido al tamaño de los proyectos, los cuales pueden alcanzar niveles de producción del orden de los 200- 400.000 barriles diarios de producción. Esto es cierto pero creo que la declinación de la producción en estos yacimientos es alta y ello significa una intensidad también alta de perforación para compensar por esa declinación. La producción en esos campos no será tan fácil de mantener como los autores afirman en la página 183.
López y Baquero tienen toda la razón cuando dicen que la faja del Orinoco ha sido descuidada, culpando a PDVSA de negligencia. Aunque no  hay en el libro (o no la vimos)  una cifra de producción estimada para estos crudos pesados de la Faja,  deducimos, por la discusión general, que los autores le asignarían un incremento de unos dos millones de barriles diarios en un escenario de Renovación y de, quizás unos 3-3,5 millones de barriles diarios en un escenario de Restauración.  El debate sobre estos escenarios será intenso.
En lo referente al gas, es poco lo que puedo comentar, ya que conozco poco sobre las verdaderas posibilidades de desarrollo de esta importante fuente de energía. Sin embargo, pienso que cualquiera estrategia de aumento significativo de la producción de gas natural deberá tomar en cuenta algunos factores que podrían ser limitantes: uno, el hecho de que la mayor parte de las reservas son de gas asociado al petróleo y que el uno no puede producirse sin el otro y sin respetar una relación gas-petróleo óptima que garantice la salud integral del yacimiento. El gas es, por decirlo, así, prisionero del petróleo en esos yacimientos, no es dueño de su destino. Luego, es preciso considerar la naturaleza del gas costa afuera, sobre todo el de las zonas en el Oriente del país, el cual parece ser pobre en líquidos, lo cual afecta la rentabilidad de los proyectos. En tercer lugar, debemos pensar que mucho del gas a ser producido deberá destinarse al mercado doméstico, en el cual existe un subsidio que hace poco atractivo para empresas internacionales el desarrollo costa afuera.

La propuesta sobre el Marco Institucional y Regulatorio
En las páginas 201 a 218 los autores describen  el marco institucional y regulatorio que debería tener la industria petrolera venezolana del futuro. Coincido con ellos en la necesidad imperiosa de cambiar el desastroso marco existente, incluyendo – por supuesto – tanto la actual Ley de Hidrocarburos, creada por decreto presidencial, como el modelo gerencial de la industria. La recomendación de los autores en este sentido consta de cuatro puntos principales:
1.    La recuperación de PDVSA
2.    Reforzar la capacidad y competencia del ministerio del sector
3.    Robustecer a la Corporación Venezolana del petróleo para hacerla ente principal para trabajar con socios y terceros
4.    Evaluar la creación de una Agencia Reguladora de hidrocarburos para controlar la industria en lo técnico
Tengo algunas diferencias importantes con esta propuesta de marco regulatorio. La primera diferencia es fundamental. Creo que PDVSA ni puede ni debe ser recuperada. Las razones por las cuales no puede ser recuperada son de orden gerencial, organizacional, operacional, financiero y técnico. Exponer en detalle estas razones tomaría mucho espacio en este primer comentario sobre el libro, pero creo que este debate sobre PDVSA tendrá que darse porque es fundamental para el éxito o el fracaso de un nuevo esquema regulatorio. Basta decir en este momento que PDVSA es una empresa totalmente corrompida a todos los niveles, con una gerencia incompetente, con cinco veces más empleados de los requeridos, con un absurdo modelo organizacional, desprestigiada en el mundo petrolero, financieramente en ruina y en un estado operacional de gran estancamiento y de total ineficiencia. Como la definió la revista FORBES hace unos meses, es: “La peor empresa petrolera del mundo”.
Pero, además, creo que no debe ser recuperada por razones de tipo ético.  Creo que PDVSA nunca tuvo una oportunidad de ser sustentable. Sus primeros años de gran éxito se debieron a la presencia de un extraordinario líder, el general Rafael Alfonzo Ravard y al respeto que el mundo político tuvo por la empresa. Pero, a medida que pasaba el tiempo, el mundo político comenzó a pensar que debía tener más y más control sobre la empresa, que el negocio petrolero no era tan complicado como para dejarlo en manos de tecnócratas (además, según ellos, traidores a la patria). El deterioro de PDVSA y su politización comenzó mucho antes de la llegada de Chávez al poder. Era inevitable que ello ocurriera porque el sueño de quienes gerenciamos la industria, ese de transformar a la administración pública para que adoptara la filosofía de transparencia que existía en la industria petrolera, lo que Alberto Quirós una vez llamó “la contaminación al revés”, era imposible. El pez grande casi siempre se come al chico. El caos burocrático y político venezolano ya se estaba comiendo a PDVSA cuando llegó Chávez al poder. Y, con Chávez, se la terminó de comer.
Concuerdo parcialmente con la propuesta de López y Baquero sobre los agentes reguladores, la cual podría simplificarse así:
1.         El Ministerio, supervisor técnico y fijador de políticas
2.    Una Agencia reguladora  a lo Brasil y Noruega, la cual maneje los contratos diversos de desarrollo petrolero con las empresas privadas nacionales e internacionales (Los puntos 3 y 4 de López y Baquero parecen describir, esencialmente, el mismo organismo)
3.    Múltiples contratos de Participación, de operación o hasta de concesiones ( término que debe dejar de ser una mala Palabra)
No parecería ser necesario más nada. No existiría una empresa petrolera del estado. ¿Por qué debemos utilizar dinero que sería requerido para educación, salud e infraestructura para invertirlo en una industria de riesgo, la cual puede ser totalmente financiada por empresas privadas bajo las figuras múltiples de asociación que existen hoy en día? Lo único que parece separarnos de esta vía es el errado convencimiento de nuestro liderazgo político de que la operación directa es lo único que garantiza la soberanía nacional. No lo creo así. El control de la Nación sobre el recurso puede obtenerse mediante la supervisión de la operación y  se puede ejercer sin poner ni un centavo de nuestro dinero. Sospecho que esta opinión será arduamente debatida, debido a que la confusión entre soberanía, nacionalización, estatización y control ha estado fuertemente arraigada en la mente del liderazgo político venezolano, ya sea de izquierda o de derecha, lo cual data desde la Generación del 28.
 Si la desaparición de PDVSA desde el año uno no fuera posible por razones políticas o legales, entonces deberá irse a una transición de 3 años máximo para su progresiva eliminación y reemplazo por la agencia reguladora. Si hay una lección derivada de la “nacionalización” del petróleo venezolano es que fue un acto motivado por complejos colectivos de inferioridad,  de los cuales – a la luz de los resultados obtenidos -  ya deberíamos habernos liberado.
Estamos de acuerdo con López y Baquero en que será fundamental la claridad en las normas constitucionales que regularán la industria petrolera, así como claridad en la actuación de los entes reguladores y el apego a contratos establecidos. El prestigio de un país se funda en la seriedad y honestidad con la cual se conduce en sus compromisos internacionales.
Esta porción del texto sobre la transparencia es excelente, aunque no estamos de acuerdo en que será necesario una Ley Especial en contra de la corrupción en la industria petrolera, como se recomienda en la página 213. Sería suficiente actuar con decisión en su contra. En materia de corrupción lo que nos ha hundido no es la ausencia de una ley sino la carencia de una actitud decidida en su contra.

Diversificar la economía a partir del petróleo
En esta segunda sección de la tercera Parte del libro, páginas 219 a 241,  los autores hablan de las estrategias sobre como diversificar la economía y evitar lo que ellos llaman la “concentración de las exportaciones venezolanas en el petróleo y sus derivados. Describen  como el resto de los países petroleros ha logrado niveles de exportación mucho más diversificados que Venezuela y se hacen eco de analistas (Lederman y Maloney), página 222-223, que dicen que “lo que afecta negativamente el crecimiento económico es la concentración de las exportaciones en un número restringido de productos”. Este pareciera ser un razonamiento circular, ya  que la naturaleza mono-exportadora de una economía es, simplemente, el producto de su falta de diversificación. Los autores añaden que “el desarrollo tiene que estar apalancado en la abundancia de recursos naturales pero tiene que establecerse una estrategia de diversificación de exportaciones”. Francamente, entendemos esto como una confirmación del concepto de “sembrar el petróleo”.

 Sección tres de la propuesta tres. Democratización del petróleo
En esta sección, páginas 244 a 287, los autores plantean un tema de la mayor importancia, una de las estrategias fundamentales de su propuesta: Como distribuir el ingreso petrolero. No podemos estar más de acuerdo con López y Baquero en su condena del comportamiento del estado como administrador del ingreso petrolero, de cómo el Estado ha usurpado el papel de la Nación y de cómo ese inmenso crimen ha servido para perpetuar en el poder político a los indeseables, a los ineptos y a los corruptos. Esa apropiación indebida del ingreso petrolero por parte del estado explica nuestra tragedia actual y explica también la razón de la ignorancia del pueblo sobre el petróleo. El estado (el gobierno, realmente) ha mantenido ese tema como caja negra, limitándose a crear clichés tales como el Petróleo es de todos, cuando en realidad ha sido únicamente de los pocos vivos que están en el poder. Ello no ha sido siempre así. Durante la primera etapa democrática, desde Betancourt hasta Caldera I el ingreso petrolero fue manejado con sensatez y honestidad. De allí en adelante  fue a alimentar las locuras o la codicia del liderazgo político y de sus cómplices. Esto deberá cambiar, aunque ya sea en esta última etapa de vida petrolera del país. El planteamiento de López y Baquero es claramente expresado en las páginas 245 y 246: “una porción del ingreso petrolero debe ir directamente a los venezolanos…. depositado en cuentas individuales de cada venezolano mayor de edad… ingreso que será objeto de una tasa impositiva”. Este sistema promoverá la verdadera igualdad social entre los venezolanos. Los principios que sustentan esta propuesta son:
La propiedad ciudadana del petróleo
La transparencia en el manejo de la industria petrolera
Igualdad entre todos los ciudadanos
Ahorro y estabilización macroeconómica

En líneas generales, estoy en pleno acuerdo con esta propuesta. Pienso que ha debido ser implantada desde hace mucho tiempo y que, de haber sido así, “otro gallo hubiera cantado”. No sé cuál sería la mejor manera de llevarla cabo y creo que deberá ser objeto de mucho estudio, a fin de establecer la distribución óptima entre lo que iría al fisco, al individuo, a la industria para gastos de mantenimiento y a la figura del Fondo. ¿Generará el petróleo suficientes ingresos para atender  debidamente a cada uno de estos componentes? No lo sé.
 El concepto que exponen los autores parece tener dos componentes principales: la transferencia directa de ingresos petroleros a cada venezolano, en cuentas individuales y la creación de un Fondo Petrolero, como el que ya fue creado en el pasado y saqueado por Chávez. Parecería que los dos modelos comparables serían el Noruego (Fondo de Inversión)  y el de Alaska (Fondo de inversión más depósitos directos por dividendos a cada “Alaskense”). En Noruega se ha creado un Fondo petrolero que tiene alrededor de un millón de millones de dólares y es utilizado para inversiones productivas. En Alaska existe un Fondo y, como lo entiendo, una parte de los dividendos del Fondo es entregada a cada residente del estado en forma de un cheque anual.  Lo fundamental para el éxito de un Fondo de esta naturaleza será, al final de cuentas,  la transparencia y la honestidad con la cual sean manejados.
Los aspectos positivos de la distribución directa incluyen, como lo dicen los autores, el desarrollo de un mayor interés del pueblo en el manejo de la industria petrolera. No creo que los montos individuales lleguen  a ser significativos. Es decir, no creo que los depósitos mensuales individuales puedan ser cuantiosos. Un aspecto negativo puede ser la reafirmación en la mente del venezolano de la naturaleza rentista de la actividad, la espera de un cheque no trabajado. En este sentido, vendría a ser similar a lo que en Venezuela se ha tenido por muchos años como práctica, las famosas “utilidades” decembrinas, las cuales representan -  al menos en el sector estatal -  una suma de dinero no trabajado mayor, quizás, que la que pueda ser obtenida por el mecanismo de distribución directa del ingreso petrolero. Pero, esta práctica de las “utilidades” que son realmente dádivas del Estado, ya que no existen como tales,  se ha convertido en un “derecho adquirido” que será difícil eliminar o modificar. ¿Podría esto convertirse en más de lo mismo?
El texto, páginas 262 a 280, describe en detalle la anatomía del Fondo y presenta algunas simulaciones que permiten ver como el Fondo llegaría a tener sumas considerables al cabo de 10 o más años. No he hecho ningún intento por comprobar estas simulaciones porque carezco de los conocimientos para ello, pero es indudable que será necesario verificar cuidadosamente las premisas y los resultados de estas simulaciones, antes de tomar alguna decisión.


Felicito muy sinceramente a Leopoldo López y Gustavo Baquero por este libro contentivo de una importante propuesta para el futuro de la industria petrolera venezolana. Espero que, gracias a este libro, se abra un gran debate sobre este tema y que, gracias a ese debate, los venezolanos puedan despojarse de algunos mitos y leyendas que han servido para mantener al país en el mayor atraso, mientras grupos de malos venezolanos se apropiaban indebidamente de la mayor parte de la riqueza petrolera, mucha de la cual ya ha sido dilapidada. 

5 comentarios:

F J Baptista dijo...

Excelente trabajo para analizar cómo recuperar la IPN una vez el país salga de los ignorantes y corruptos que hoy manejan la PDVSA rojita.
Yo soy de la idea que PDVSA no será recuperable como empresa, y sus activos deberán ser trasladados a una nueva empresa, preferiblemente de propiedad mixta (Estado, empresas venezolanas y individuos) que adquieran acciones en la bolsa de valores. La PDVSA rojita tendrá que poblarse de expertos en finanzas y abogados para desenredar el nudo georgiano que existe en ésa empresa que será mucho peor de lo que cualquiera se ha imaginado tanto en acuerdos ilegales, malversación y robos de todo tipo. Habrá litigios y problemas muy difíciles de solucionar, pero con tiempo y dedicación se logrará para cerrar ése terrible capítulo de los que fue una gran empresa petrolera antes de la llegada de Chavez y sus 40 ladrones.
Con respecto al comentario de la estatización de la industria en 1976, yo participé en un foro en Maracaibo en el año 1975s donde dije que hablar de nacionalización era incorrecto. Existían en ésa época dos empresas venezolanas (Mito Juan y Las Mercedes) que eran de propiedad nacional y que también entraban en la ¨nacionalización¨. La descripción correcta era estatización de la industria, pero el tema fue ignorado ante toda la emoción del momento.
Ahora tenemos una industria destruida que costará sangre, sudor y lágrimas, y un montón de dinero y mucha gente capaz y honesta para recuperar, un trabajo que puede tardar muchos años.
Y ya los mercados han cambiado y las opciones serán más limitadas. Muy triste y duro para Venezuela.

Jack MacDowell dijo...

Gustavo,

Lo que estás escribiéndonos es clave para el futuro de Venezuela. Yo diría que 20 años, como mucho, es lo que nos queda para aprovechar. Ya hay países, Japón entre ellos, que están apostando al automóvil eléctrico a lo tesla para inundar el mercado con sus precios y ventajas (contaminación muy baja). Quiero decirte que del texto pág. 166 me preocupa eso de ¨democratizar el petróleo¨ primero porque gracias a esa paja es que Cuba es hoy dueña de Venezuela y segundo porque el mayor error que cometió la democracia fue sacar a las empresas concesionarias en 1976 pudiendo esperar a 1983 y en ese año haber dicho bueno vamos a pares y nos dedicamos a ahorrar en un fondo de pensiones, como lo hizo el Reino de Noruega en los 90.

Técnicamente eso es lo que hace todo pater familia, agarrar recursos financieros y meterlos en un plan de ahorro para el futuro. Si Ud. por la razón que sea no está ahorrando entonces por favor métase a su cama y siga durmiendo. Y no cometa el error de despertarse. El ahorro es la base de la calidad de vida y las buenas inversiones de que la calidad de vida se mantenga en el tiempo.

Lo que pasa, Gustavo, y entramos en polémica, es que nuestros pueblos se acostumbraron al derroche. Era raro ver a un venezolano de finales de siglo preparándose para el merecumbé que venía cuando los comunistas atestaron el 4F. Todo era rochela y bochinche como decía Miranda. Entonces el ahorro no era importante. Y con Caldera al mando, cuando la crisis bancaria del 1994, peor la cosa. Para qué ahorrar, se preguntaría más de uno.

Me parece que luego de esta tragedia debería ocurrir algo como lo que pasó en Alemania luego de la hiperinflación del 23. Ahora tú en 2018 vas a una tienda en Alemania (yo mismo lo he hecho) y ves que el 99% de los paisanos paga en efectivo, billete sobre billete. Son testarudos, los alemanes, no creen en endeudarse y las sparkcasse o entidades de ahorro y préstamo se preocupan porque el consumo es bajo y en general el alemán guarda y protege sus ahorros tanto que tiene que ocurrirséles ideas para que la gente saque la plata. Viven de alquiler, para ellos no tiene sentido comprar un poco de ladrillos y tener que pagarle al estado un impuesto por esos ladrillos. Es fácil, si el vecino de al lado no les gusta, se mudan y ya. Pagan dos meses de contrato, a veces es uno, y se van a otro sitio. Es distinto y mucho a tener que estar 30 años pagándole a un banco. Pongámoslo así, un pisito normal en una ciudad universitaria, pongamos Leipzig, vale 140 mil euros. A 800 euros/mes son 15 años de vivienda. Te olvidas de cañerias rotas, de problemas con las paredes, de pisos e impuestos, eso corre por parte del casero, que generalmente es una corporación. Te cansaste de vivir alli, te aburriste, te cambiaste de trabajo, te divorciaste, te casaste, te arrejuntaste, tomas tus cosas y a otro nido. Y todo ello ocurre en un ambiente de sostenido crecimiento y de un desempleo históricamente bajo donde 45 millones de alemanes trabajan y 2 millones no.

Ojalá entiendan todos los que tengan que enfrentarse a las ruinas que dejará Maduro, que al pueblo no puedes darle el pescadito sino ponerlo a pescar. Así es que Alemania logró pasar de ser el enfermo de Europa a ser la locomotora.

Con eso presente, yo creo que Venezuela en un horizonte lejano, podría salir adelante.

Anónimo dijo...

Maduro abiertamente confesó en transmisión televisiva que todo el que se rebele contra él terminará "muerto".

“El Carnicero”, así se refirió a Maduro el diario alemán Spiegel Daily, unidad de la afamada revista Der Spiegel.

Muera el maldito comunismo!!!

Anónimo dijo...

Parece mentira pero en pocos dias el "sueldo minimo" sera el equivalente de 1 dollar.

Que vamos a hacer???

Anónimo dijo...

Si los que saben de petrolero hicieron un desastre y por eso llego Chavez,como creerles ahora,es decir ahora si se las saben todas