jueves, 16 de agosto de 2012

Lula y Esteban se parecen bastante en lo de la corrupción


Las marramucias son iguales, en español y en portugués

El Congreso brasileño discute actualmente no una sino tres leyes anti-corrupción: Una para reglamentar el cabildeo, otra para regular el financiamiento de elecciones y la tercera para penalizar a empresas que participen en extorsión y sobornos. Ninguna de las tres ha avanzado mucho. Sin embargo, la presidente Roussef sancionó el mes pasado una ley contra el lavado de dinero, la cual fue utilizada de inmediato para penalizar a José Ferreira das Neves, del Ministerio de Transporte, por haber aceptado unos 60 millones de reales en sobornos. El burócrata había comprado haciendas y utilizado intermediarios para guardar su dinero mál habido. Que te parece, Disodado?

Ahora comienza en Brasil el llamado “Juicio del Siglo”, contra  unos 38 ex-ministros, ex-diputados, empresarios y banqueros miembros y colaboradores del  partido de Lula da Silva, el PT, por su participación en una red de compras de votos para llevar al poder al jefe. Este caso es conocido como el “Mensalao”, la gran mesada. En Venezuela lo llamaríamos el super-ñereñere y tiene que ver con el pago de favores politicos, algo en lo cual el régimen del presidente saliente venezolano también ha mostrado ser muy eficiente.  

Lula, por supuesto, declaró no “saber nada” sobre lo que hacían sus colaboradores y no es parte del juicio. Inclusive dijo que había estado al “borde del suicidio” al conocer la noticia (cojeras de perro?).  Sin embargo hay tres ex-ministros de Lula en la picota:  José Dirceu (de la Presidencia), Luiz Gushiken (de Comunicación) y Anderson Adauto (de Transportes), asi como una docena de ex congresistas de cuatro partidos que conformaron la base aliada de Lula. Es como si estuvieran ante el juez Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Andrés Izarra, Aristóbulo Istúriz, Nelson Merentes y otros pájaros. Los acusados enfrentan hasta 45 años de prisión.

Como resultado de este “mensalao” Lula ganó la presidencia con ayuda de una coalición de partidos a los cuales pagó.

El juicio pondrá a prueba la verdadera actitud del gobierno brasileño.

Tanto en Brasil como en Venezuela, para combatir la corrupción la actitud es mucho más importante que las leyes.

En nuestro país el presidente saliente habló toneladas de pendejadas sobre la lucha contra la corrupción y terminó rodeado de bolichicos, boliburgueses, banqueros, ministros malandros, insaciables contratistas de PDVSA, gabarras hundidas, corredores de fórmula uno, nóbregas, chacones, rangeles y narcomilitares.

Lula como que no es tan buen ejemplo, Henrique

1 comentario:

Jaime dijo...

Me pregunto cuantos miembros del actual gobierno huiran hasta Cuba dentro de las primeras 48 horas del anuncio del triunfo de HCR...