Resumo aquí mi postura ante el
régimen de Hugo Chávez, no porque piense que les preocupará mucho a los sátrapas sino porque lo considero mi deber
ciudadano.
1. Nací
en Catia y me crié en Los Teques. He vivido en Venezuela por casi 70 años,
desde que Gómez estaba en el poder hasta 2003, año en el cual abandoné el país,
hastiado de la descomposición social y política existente. Soy, por lo tanto,
tan venezolano como cualquiera otro y no acepto que un paracaidista ignorante y
acomplejado me venga a decir que no lo soy, solo por oponerme a sus
insensateces. Si me lo encuentro en la calle se lo haré saber personalmente;
2. Venezuela
es tanto mía como de cada uno de los otros treinta millones de venezolanos. Ni
más ni menos. Considero inaceptable que se me considere como ciudadano de
segunda clase por no compartir las locuras del sátrapa que se sienta en
Miraflores. Esa actitud del régimen tiene su nombre: exclusión. Millones de
venezolanos se sienten hoy excluídos en su propio país;
3. Rechazo
el clima social que ha creado el sátrapa, en el cual el odio y el insulto han
reemplazado el diálogo civilizado. Fuí formado para vivir en una sociedad libre
de resentimientos, donde la cordialidad y el respeto debe existir entre
adversarios. Desprecio el lenguaje coprolálico del sátrapa;
4. Protesto
contra la revisión chabacana de nuestra historia llevada a cabo por el régimen,
esa revisión donde los villanos como Ezequiel Zamora y Maisanta son convertidos
en héroes, donde nuestros orígenes europeos son satanizados y donde la figura
física y filosofía política del Libertador es groseramente deformada para ser
utilizada por el régimen;
5. Rechazo
con indignación la prostitución de nuestras instituciones llevada a cabo por el
sátrapa, esa conversion de la fuerza armada y magistrados del tribunal supremo
de justicia en gente que grita “Patria, socialismo o muerte” o “Uh, Ah, Chávez
no se va”, traicionando sus juramentos y sus principios y barriendo el suelo
con su dignidad personal;
6. Digo
que Petróleos de Venezuela se ha convertido en una empresa irrecuperable y que
será necesario estructurar, a corto plazo, un nuevo modelo de gerencia
petrolera nacional, derrumbando los mitos populistas y los dogmas estatificantes que han asesinado
su eficiencia y transparencia.
7. La
bandera de las ocho estrellas no es mi bandera, me río del caballo que galopa
hacia el pasado y rechazo el absurdo nombre de República Bolivariana de Venezuela,
el cual niega la existencia y contribución de nuestros heroes civiles y
militares a la formación de nuestra nacionalidad;
8. Protesto
contra la entrega de soberanía venezolana en manos de cubanos castristas y
contra la entrega de dádivas multimillonarias, dinero y petróleo que nos
pertenecía a los venezolanos, a Cuba y otros países ideologicamente amigos del
sátrapa. Digo que esto constituye traición a la patria, una traición por la
cual la satrapía deberá pagar;
9. Declaro que el régimen carece de legitimidad
por su abusivo y pervertido comportamiento y por ello ni lo reconozco como válida
autoridad en el país ni como representante genuino de Venezuela en el exterior.
Este régimen se ha colocado al márgen de la legitimidad democrática,
convirtiéndose en forajido, debido a sus abusos de poder y a sus alianzas con
la hez política del planeta y con el terrorismo internacional;
10. No
regresaré a mi país mientras el sátrapa esté en el poder. Esta es una
auto-limitación, ya que no tengo impedimento legal alguno para hacerlo. Mi
decision es, simplemente, una manera ciudadana
de protestar contra un régimen trágico en su ineptitud, resentimiento y
corrupción. Tan pronto haya un nuevo gobierno podré re-encontrame con mi país y
visitar de nuevo los sitios que amo. Y si ello no se puede, estaré en buena
compañía.
1 comentario:
Gustavo
Comparto tus 10 puntos.
Es lamentable la facilidad con que una sociedad pierde el rumbo.
Siempre me pregunte como se hacia para que un país desapareciera? y Gobiernos como el actual de Venezuela son una de las causas.
Luis Rincones
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