jueves, 9 de agosto de 2012

Una nueva clase de deportistas lamebotas


Oro cochano en destreza, cochino en decoro

El patrocinio que hace el régimen de Hugo Chávez del corredor de autos de Fórmula Uno Pastor Maldonado ha sido objeto de muchas críticas. Se trata de una suma inmensa dada a la empresa británica Williams, $250 millones en varios años, para que el Sr. Maldonado pueda correr en un auto con los logos de PDVSA y la banderita de Venezuela. La crítica a Maldonado y al régimen se basa en: (1), que este deporte es elitista, desconocido en Venezuela excepto por una pequeña minoría; (2), no se practica en el país; (3), el monto de dinero allí “invertido” por año es mayor, por ejemplo, que el asignado a la Universidad Simón Bolívar, la cual tiene unos 8000 estudiantes  y, (4),  el resultado ha sido ampliamente negativo, ya que el lugar preferido de llegada de Maldonado es el 13avo. Sin embargo, el patrocinio permanece ya que Maldonado es amigo de Chávez y le hace propaganda política.

Ahora tenemos el caso de Rubén Limardo, esgrimista, quien acaba de ganar una medalla de oro en los juegos Olímpicos de Londres, la segunda en la historia del país. Ya hemos dicho (ver nuestro blog anterior sobre este tema) que Chávez dice haber invertido 20 veces más que sus predecesores en el deporte. Sin embargo, si ello fuera cierto solo ha servido para ganar menos medallas olímpicas que lo que hemos obtenido en igual número de años en el pasado, especificamente entre 1964 y 1980. Pero el caso de Limardo es más extraño. Este caballero tenía ocho años viviendo en Polonia, entrenándose en un club de Varsovia con la ayuda de los polacos, no en Venezuela, ni entrenado  por cubanos. Todo lo que hacía el Sr.Chávez era mandarle dinero, no siempre oportunamente, como lo ha confesado el mismo Limardo. Y ahora resulta que, a su regreso a Venezuela el Sr. Limardo, nacido en Ciudad Bolívar pero formado en Polonia, no ha dicho una sola palabra para agradecer a los polacos que lo recibieron allá en su club deportivo y lo ayudaron a prepararse para esta actuación, sino que todo el mérito se lo ha dado al sátrapa Chávez, quien le mandaba dinero de manera tan errática que Maldonado, si el mismo, tuvo que interceder ante su pana burda para que le llegara la mesada oportunamente. Sin embargo, su medalla ha sido “para Chávez” y ha aprovechado su regreso a Venezuela para hacer el pronóstico poco deportivo que “Chávez barrerá en las elecciones”.
Pensamos que el deporte debería estar libre de contaminación política pero, si fuera necesario que   un deportista deba hacer profesión de fe política, ella debería ser para pronunciarse por la democracia y la libertad, no para lamerle las botas a un sátrapa que ha arruinado a su país, agradecido porque este le haya mandado unos dineros a Polonia. Para mí, este oro de Limardo es más cochino que cochano. Digo esto porque un medallista de oro debe actuar con la dignidad y nobleza que respalden su destreza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el caso de Limardo, menos se comprende esa conducta, pues sabemos que no entrenaba en el país. Aparte de falta de dignidad, adelanto dos hipóteiss: presión y miedo, por un lado y, por el otro, seguramente ya le prometieron el oro y el moro y lo compraron.

Viene a mi mente el caso del boxeador Max Schmeling, quien sorprendió al mundo del boxeo cuando noqueó a Joe Louis. El régimen nazi lo trató de captar pero él se negó. Louis lo noqueó en el 1er. round en la revancha, con el título del americano en juego. El manager del boxeador alemán, Joe Jacobs, era judío y Max Schmeling lo ayudó a huir de Alemania después de la Nochde de los Cristales Rotos.

Por cierto, Schmeling hizo fortuna y siempre ayudó a su gran rival, quien se había empobrecido. Todo un ejemplo de grandeza, bondad, humildad y, especialmente, dignidad, lo que le falta a este cobardón quien mancha su logro con ese comportamiento.