La democracia arranca la mala hierba de Brasil, de Argentina, de Paraguay,
de Honduras, de Guatemala, la está arrancando de Venezuela, pero no de
Nicaragua. En Nicaragua domina un pedófilo, caricatura de Hugo Chávez. A escasos cinco meses de una nueva elección
general, Daniel Ortega usó la Corte Suprema (debe ser la venezolana) para neutralizar al
candidato de oposición, Eduardo Montealegre y reemplazarlo por un títere del
sandinismo, estableciendo – para todo efecto práctico - un sistema monopartidista que termina de un
porrazo con la maltrecha democracia nicaragüense. Las críticas a esta medida de
Ortega no se han hecho esperar, desde la Iglesia y los sectores democráticos de
Nicaragua hasta la opinión pública internacional. En paralelo a esta decisión política,
Ortega continúa con un proyecto que luce como un colosal fraude: el canal
interoceánico. Ver: https://www.theguardian.com/world/2016/jun/26/nicaragua-opposition-daniel-ortega-presidential-election
Un valioso analista político estadounidense, experto en China, Evan Ellis,
fue a Nicaragua hace días para hablar con los nicaragüenses sobre el canal y
fue expulsado por Ortega. Dice Evan Ellis:
“Planifiqué mi viaje a Nicaragua por dos meses y duró menos de 24 horas. Había
obtenido todos los permisos gubernamentales para ir pero la autoridades de
Nicaragua me expulsaron del país después de haber estado menos de un día y de completar
unas cortas entrevistas sobre el canal. Yo iba a Nicaragua por ocho días
después de coordinar mi viaje con funcionarios gubernamentales de ese país,
incluyendo el embajador de Nicaragua en USA y el asesor presidencial sobre el
canal, además de la oficina del presidente Ortega. Sin embargo, doce horas después de haber
llegado me fueron a visitar a mi hotel y me
invitaron a abandonar el país porque no estaba
autorizado para investigar sobre el canal, el cual es un proyecto público”.
En las pocas horas que Ellis estuvo en Nicaragua pudo constatar lo
siguiente, ver: http://latinamericagoesglobal.org/2016/06/interoceanic-canal-u-s-constructive-engagement-toward-nicaragua/
· El proyecto está estancado. Los chinos hicieron trabajos
topográficos en 2014 pero no se han comprado tierras a lo largo de la ruta ni
se ha hecho trabajo alguno de construcción
· La oposición al canal ha seguido creciendo, con 64
marchas de protestas que han involucrado unas 400.000 personas.
· 175.000 personas han firmado una petición para anular la
ley 840 que autoriza a los chinos a construir el canal
· La firma McKinsey ha elaborado dos estudios sobre este
proyecto. Los resultados del segundo, el cual era un análisis financiero, no
son conocidos , lo cual hace pensar que el aspecto financiero no es favorable
· El inversionista principal, Wang Jing, parece haberle
dado a su contrapartida nicaragüense suficiente dinero para lograr un contrato
que es muy favorable para él. La Ley 840 le da autoridad para tomar tierras en
cualquier parte de Nicaragua, con la aprobación de su contrapartida nicaragüense
y pagar una modesta compensación al gobierno por el uso del canal durante los
primeros años de operación
· Si Wang Jin no puede construir el canal tiene la opción,
según la Ley 840, de demandar al gobierno en una corte extranjera (en
Inglaterra) para recuperar toda la inversión que haya hecho hasta ese momento
(unos $200-300 millones hasta hoy). Ellis dice que por ello los costos de
propaganda y estudios son tan altos, porque Wang no está arriesgando sum propio
dinero sino el dinero de Nicaragua
· El gobierno de Nicaragua mantiene el proyecto sin
transparencia alguna, probablemente para ocultar los beneficios que la parte nicaragüense
está obteniendo
· En general, dice Ellis, parece que las partes, China y Nicaragua,
están decepcionadas la una de la otra. NI Wang Jin parece tener el dinero para
construir el canal ni Ortega tiene el apoyo del pueblo para autorizarlo. Ambas
partes están envueltas en una relación de la cual no pueden salirse con
facilidad.
Decimos nosotros:
En Nicaragua la mala hierba sigue creciendo.
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