Subdesarrollo y cursilería: enemigos de Latinoamérica

Hasta se da un airecito a la Kirchner
La esposa del actual presidente de Guatemala, Alvaro Colom, Sandra Torres, es ambiciosa, una especie de cruce entre Cristina Kirchner y Bonny, la compañera de Clyde. Cree firmemente, y a lo mejor tiene razón, que ella sería mejor presidente que su marido, lo cual no parece ser difícil de lograr. Por lo tanto, ha decidido lanzar su candidatura a la presidencia del país, convertirse en otra Eva Perón, otra Isabelita Martínez., llegar donde Hillary Clinton no pudo llegar. El problema es que las leyes de Guatemala prohiben que un familiar del presidente sea candidato, precisamente para eliminar toda sospecha de favoritismo o de incentivos para el fraude. Pero eso no ha sido un problema para la cuaima.

Ha dicho, con lágrimas de cocodrilo corriéndoles por las mejillas, que ella se divorcia del marido, a fin de ser candidata. Para sus adentros, pensará: “con el divorcio mato dos pájaros de un tiro. Salgo de este pobre diablo y puedo llegar a la presidencia”. También tuvo que renunciar la señora a su empleo en el gobierno de su marido, en el cual era la ministro de Obras Sociales de la Esposa del Presidente de la República, nombre que es todo una antología de tercermundismo. La señora será candidata del partido oficialista, llamado nada menos que La Unidad nacional de la Esperanza, para que sus iniciales puedan ser UNE, así como de su aliado, el partido de La Gran Alianza Nacional, así llamado para que sus iniciales puedan ser GANA. Ha dico que esta decisión “representa un sacrificio familiar y personal”, en aras del bien de la nación guatemalteca. Este inmenso sacrificio de la señora Sandra es similar al que han tenido que hacer los hermanos Castro al estar 54 años manejando a Cuba como les sale del paltó o Hugo Chávez, quien tuvo que dejar su destacada posición de paracaidista jefe en San Fernando de Atabapo, para asumir el pesado fardo de nuestros destinos.

Que hacía la señora cuando era ministro? Entregaba bolsas de comida y materiales de construcción a los pobres, programas que fueron criticados por los empresarios guatemaltecos por su “falta de transparencia”. Posiblemente fue entrenada para esta tarea en PDVAL.

La cursilería y el tercermundismo no dejan progresar a nuestros pueblos.