lunes, 27 de febrero de 2017

Música de películas es música de película.


Nuestros padres hablaban de algo muy bueno como “de película”. Te quedó de película, era el elogio máximo. No sé si ello tendría relación con la música de películas pero merecería tenerla. La música de películas es realmente de película. Cuando era niño veía películas, no las oía. Ahora las oigo tanto como las veo. El sentido auditivo ya no está dominado por el sentido visual. Esto me ha hecho  reencontrarme con las películas de mi niñez, no ya para verlas de nuevo tanto como para oírlas de nuevo. Y me he dado cuenta de que la música de esas películas, que yo pensé no había escuchado, si la había escuchado e internalizado sin darme cuenta. Lo advierto ahora porque, al oír la música de nuevo,  la recuerdo claramente.  De niño la incorporaba en el conjunto, ahora tiene vida propia.
Uno de los regalos más maravillosos de este énfasis en lo auditivo es que nos abre  la puerta a un desfile grandioso de música que uno redescubre hasta 75 años  después. Tenía siete años cuando vi a “El Ladrón de Bagdad” y en aquella época me atrajo la bella protagonista, June Drupez, y me fascinaron tanto el caballo volador como la mujer mecánica que asesina al pobre Gran Visir. Pero ahora estoy extasiado con la música. Oigan esto: https://www.youtube.com/watch?v=3rK2IbjvJ2c , el tema de la princesa, cuando habla con el genio y le pregunta: De dónde vienes? Y el genio le responde: Del otro lado de los tiempos. La dulzura de esta música del compositor Miklos Rozsa evoca los mejores momentos felices de mi niñez.
Rozsa es uno de los grandes músicos del siglo XX. Pero dista mucho de ser el único.  Hay toda una legión de músicos maravillosos que nos han dado una música que es realmente de película. ¿Han oído ustedes la música de “The Big Country”, de Jerome Moross? https://www.youtube.com/watch?v=bNr7_JU-UxY. Hay que oírla para imaginarnos correteando por  los grandes paisajes del Oeste estadounidense. ¿Y “Shane”, de Víctor Young? https://www.youtube.com/watch?v=iV84LgxBq0A . No es posible imaginar al gran caballero de las planicies, Alan Ladd, sin oír esta conmovedora música. Lo mismo podemos decir de la música para “The Magnificent Seven”, de Elmer Berstein, compañera de la saga de los siete samuráis del Oeste en su defensa de los aldeanos. Max Steiner compuso la música para la película de Bette Davis: “Now, Voyager”, uno de los más hermosos films de mi niñez, https://www.youtube.com/watch?v=In-UUA0BDM0, 1942.  
Pero, nada como mi ídolo, Erich Wolfgang Korngold. ¿Recuerdan “El halcón de los Mares”, con Errol Flynn?  La música de esta película:  https://www.youtube.com/watch?v=VxbYAOoXyPE es de Korngold, así como es la de Robín Hood, El Príncipe y el Mendigo, Anthony Adverse, Servidumbre Humana, Elizabeth y Essex, The Sea Wolf, King’s Row y muchas otras.  Korngold es uno de los grandes genios musicales del siglo XX.
Sería interesante estudiar la razón por la cual casi todos estos extraordinarios compositores de música para películas fueron judíos: Rozsa, Bernstein, Korngold, Lalo Schifrin, el de “Misión Imposible”, Max Steiner, el de “Casablanca” y “Lo que el Viento se Llevó”, Dimitri Tiomkin, el de la “A la Hora Señalada” (High Noon) y “The High and the Mighty”. Hay en todos ellos una intensa vena romántica, una especia ternura.   
En todo caso, esta vena casi infinita de belleza musical se abre ahora ante nuestros oídos y nos lleva a revivir etapas felices de nuestra niñez y juventud.

La recomiendo a todos quienes tienen en sus venas un poco o mucho de románticos y a quienes – como yo -  aún creen en los finales felices. 

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