domingo, 22 de julio de 2012

Memo a la Canciller de Colombia, María Angela Holguín



Apreciada señora Canciller:

Dice usted lo siguiente, refiriéndose a las críticas recibidas en su país por mostrarse tan “cercana” al Canciller venezolano, Nicolás Maduro:

 ¿Cuál es la relación que los colombianos queremos tener con Venezuela? ¿Queremos volver a la confrontación de julio de 2010? ¿O queremos tener una relación medianamente normal que beneficie a la gente de la frontera, que mejore la seguridad, que esté dirigida a exportaciones?

Mi comentario: Por supuesto la naturaleza de esa relación es potestad del Presidente Santos y suya, los dos artífices más importantes de la política exterior de Colombia. Sus buenos propósitos tienen lógica. Sin embargo, lo que se le critica a usted es que, por mantener esta relación  amistosa y por promover las exportaciones colombianas, ponga a un lado los principios y valores que han caracterizado la política exterior de Colombia durante una buena parte de su historia.

El mensaje que me llega de esas dos columnas [los críticos a la gestión de la Canciller]  es que ellos no están de acuerdo en que las relaciones con Venezuela se manejen a través del diálogo y que lo que quieren es que las relaciones con Venezuela se pasen de la Cancillería al Ministerio de Defensa.

Mi comentario: El diálogo no es lo que molesta a sus críticos, Señora Canciller. Es la fisonomía de apaciguamiento que ha adquirido la postura de Colombia frente a Hugo Chávez. Se repite, en tono menor, la actuación de Chamberlain frente a Hitler. Chamberlain deseaba la paz a toda costa, sin darse cuenta de que el apaciguamiento y la renuncia a una posición firme llevaba más rápidamente a la guerra.

Ellos quieren que yo no tenga buenas relaciones ni con Maduro ni con nadie en Venezuela. ¡Tildarlo a uno de chavista por estar buscando un diálogo con un país con el cual no tenemos cinco metros de frontera sino 2 millones de colombianos viviendo en una basta zona, pues es muy difícil! En el fondo lo que me están criticando es que les parece inadecuado que tengamos relaciones con Venezuela.

Mi comentario: Lo que muchos desean, en Venezuela y en Colombia, es que la posición de Colombia frente al régimen de Hugo Chávez sea cónsona con los valores y principios democráticos que el país dice profesar. No es dialogar o no dialogar, pues es posible dialogar sin melosidad, sino mantener una posición que no sea percibida como blandengue frente a un régimen que ha violado todas las normas decentes de convivencia con sus vecinos y con los países de la región que difieren de su filosofía autoritaria de gobierno.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gustavo, para tí y para mí, lo más triste de la historia reciente de nuestro amado país es que el único presidente que ha defendido suelo venezolano ha sido Jaime Ramón Lusinchi. Por increíble que parezca este señor tuvo el valor para defender nuestra patria. Todos los demás después de Betancourt y Leoni, incluído Herrera, Caldera y CAP, y más el sujeto que ejerce el cargo en la actualidad, han sido pésimos en cumplir su deber. Por eso los colombianos (habílisimos y aprovechadores) y los guyaneses se burlan de nuestra "cancillería" y ni te cuento de nuestro "ejército".