jueves, 14 de julio de 2016

En Venezuela hay un arroz con mango


En la Venezuela de hoy es muy difícil establecer quiénes son los aliados y quienes los adversarios. Los enemigos ya los conocemos: son los miembros del régimen chavista, el régimen que ha arruinado al país y con ellos no debería existir coexistencia pacífica. Pero quienes parecerían ser nuestros aliados con frecuencia cambian de posición y se transforman en adversarios. 
Me sucede con porciones de la MUD y, ahora, con analistas políticos de la oposición. En la MUD hay grupos que poseen diferentes maneras de ver la situación venezolana. Ello es comprensible y no pecaminoso, siempre y cuando las diferencias se mantengan dentro de la posición esencial de oposición al régimen y no obedezcan a maniobras personalistas diseñadas para ocupar un espacio de privilegio en el confuso arroz con mango político que prevalece hoy en el país. Por ejemplo, hay líderes de la MUD pidiendo un gobierno de Unidad Nacional,  pero no integrado solamente por la amplia gama de oposicionistas sino incluyendo a la gente del chavismo, lo cual representaría una validación de quienes han arruinado al país. A pesar de los esfuerzos del vocero principal de la MUD, Chúo Torrealba, por establecer la posición de la organización  hay voces discordantes sobre las condiciones para sentarse a la mesa de negociación con el régimen. Si bien Torrealba dice claramente que sin revocatorio y sin libertad para los presos políticos no puede haber diálogo, otros miembros de la MUD parecen haber  dejado de establecer esas condiciones, como se desprende de las actitudes de Timoteo Zambrano, Edgar Zambrano, Luis Florido y otros.  
Para confundir más la situación se nos presenta Rafael Poleo pidiendo que el pueblo venezolano apoye al general Vladimir Padrino López abiertamente en su nueva posición de Zar supra-constitucional para “poner orden en el país”, ya que este personaje  - piensa Poleo – parecería representar la transición hacia “una forma civilizada de gobierno eficaz y tolerante”. Para Poleo sería “criminal” negarle la cooperación a Vladimir Padrino López si este “presenta una sincera disposición a unir y reconciliar a todos los venezolanos”. Es decir, si se decide a ser un dictador militar bondadoso y paternal. Para Poleo, esta versión moderna de Roberto Casanova o de Abel Romero Villate, quienes fueron inaceptables para la democracia venezolana en 1958, parece representar la tabla de salvación para el país. López Padrino sería un nuevo Wolfgang Larrazábal, también con sus aspiraciones presidenciales y Poleo parecería dispuesto a afiliarse  a ese movimiento. “Vivimos un momento” dice Poleo un tanto pomposamente, “en que el destino de un pueblo queda en manos de un hombre. Dios nos ilumine”. De nuevo, el llamado al hombre providencial, al hombre fuerte, a la cachucha que imponga orden.
¿Hasta cuando este arroz con mango? ¿Por qué no nos apegamos con fidelidad y decisión a la búsqueda acelerada de la salida del régimen y a la celebración de una nueva elección presidencial?  ¿Por qué debemos reducir dramáticamente nuestras expectativas de democracia, libertad y dignidad para aceptar a un hombre que simplemente  “pueda poner comida en la mesa para los venezolanos” a costa de principios que deben ser sagrados? ¿Un hombre quien es copartícipe del desastre que nos ha llevado al nivel de una sociedad indigente? ¿Es que Padrino López no ha sido acaso el gran defensor del chavismo-castrismo y simplemente aspira ahora a montarse en la silla, a expensas del pobretón de Maduro, sin pretender darle un verdadero vuelco democrático a la situación venezolana?

Que arroz con mango, amigos. Como preguntaba el conductor del bongo que llevaba a Santos Luzardo: ¿con quien vamos? 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Rafael Poleo, un caso de inteligencia poderosa que, sin ambargo da muestras de unas veleidades incomprensibles, tal cual otro hombre de inteligencia brillante, Jorge Olavarría quien, como recordaremos, apoyó a Chávez en 1998. Eso por no enumaera una larga lista de inconsistencia de ambos personajes.

A veces no basta ser inteligente. Hay que ser constante y claro en el pensamiento. Digo yo, ¿no?

Por cierto hoy vi Carlos Sicilia en la calle, otro caso. Humorista de fino humor, me provocó preguntarle si todavía seguía considerando muy gracioso a Chávez.

Anónimo dijo...

Con Carlos Sicilia yo tuve un agarron una vez en Altamira, Chavez le concedio una entrevista y en ella decia que en sus "ratos libres" veia Por Estas Calles. Ibsen Martinez tambien le hacia venias a Chavez. Miguel Henrique Otero y Carmen Ramia ni hablar, hasta casa le dieron. El viejo Cisneros y Carlitos Bardasano mejor no digo nada.

Lo de Rafael Poleo es enfermizo. Aun hoy todavia viendo el desastre dice que Chavez era un "muchacho" y que "tenia buenas intenciones". Por este tipo de "iluminados" es que es razonable a lo que llego Venezuela.