miércoles, 6 de julio de 2016

Militar indigno envía claro mensaje a quienes piden diálogo en Venezuela


Es posible comprender a las instituciones y personalidades internacionales que piden un diálogo sincero y constructivo en Venezuela. El diálogo es un señal de racionalidad y sensatez cuando existen diferencias entre las partes. Pero pedir un diálogo en Venezuela cuando se conoce la realidad del país y como piensa y actúa el gobierno de Venezuela me parece mucho menos sensato y racional. Ayer, en celebración del día de la independencia de Venezuela, se llevaron a cabo dos eventos en la capital, cada uno de ellos organizado por sectores del gobierno de Venezuela: en la sesión de la Asamblea Nacional, sede del poder legislativo, el orador de orden Américo Martin hablaba de lo necesario de un diálogo. En el desfile militar organizado por el poder ejecutivo el general Alexis Rodríguez, ver: https://www.youtube.com/watch?v=mIH56bUXMl0 decía que la Fuerza Armada “chavista” poseía “tanto una ideología clara como las armas para enfrentar a los enemigos”, entre los que mencionó a la “oligarquía”. Los eventos se llevaron a cabo sin la participación del otro sector. Al desfile militar no fue invitado el presidente de la Asamblea Nacional. A la sesión de la Asamblea Nacional debía asistir el presidente de la república pero decidió no hacerlo. En Venezuela no existe ya un orden constitucional sino instituciones en pugna.
Esta es la realidad venezolana de hoy. Un régimen victimario se niega a dialogar con sus víctimas, a menos que sea en sus términos e imponiendo mediadores que están en su nómina de pago. Sus víctimas aceptarían un diálogo con los  victimarios, condicionado a la existencia de mediadores independientes y de un grado mínimo de democracia y libertad, lo cual involucraría el cumplimiento de la constitución, particularmente en lo que se refiere al referendo revocatorio y requeriría la libertad de los presos políticos.
Lo que dijo ayer el militar citado arriba debería ser evidencia suficiente para quienes piden diálogo de que el régimen no desea un diálogo sincero y constructivo, ya que están empeñados en una labor de destrucción de “enemigos” internos y externos. Así lo dice el militar: “ venimos hoy con 10.780 patriotas, revolucionarios, socialistas, antiimperialistas, bolivarianos, cuando los enemigos de la patria pretenden borrar su legado, hoy más que nunca, profundamente chavistas, organizados, equipados, adiestrados con una ideología clara y definida para el cumplimiento del sagrado deber de la defensa integral de la patria”. “Mi comandante en jefe”, siguió, dirigiéndose a Maduro, “2016, año difícil... pero año cargado de grandes retos y grandes triunfos... hoy no podemos ser menos consecuentes con nuestro pasado histórico... para erradicar para siempre los vestigios de las cadenas oprobiosas de insensatos opresores, de insensatos oligarcas, de insensatos traidores a la patria y con el espíritu de nuestros aborígenes indígenas y de nuestros libertadores y de mi comandante supremo y eterno Hugo Rafael Chávez Frías estamos resueltos, el pueblo de Venezuela, la Venezuela toda, los que poseemos las armas y los que no... a enfrentar las oprobiosas cadenas de la guerra económica, de los enemigos internos, de los enemigos externos”.
Mientras tanto, en la Asamblea Nacional el orador de orden Américo Martín decía: “la flexibilidad política es infinitamente mejor que la intransigencia, quien dialoga en serio no pretenderá aplastar al otro o engañarse, engañando al otro. Dialogar en búsqueda de grandes acuerdos puede ser la salvación de un país…. Naturalmente hay diálogos serios y diálogos pocos serios, los primeros son necesarios, los segundos, inaceptables. El Revocatorio es innegociable”, puntualizó.
 La diferencia entre las posiciones no puede ser más profunda.
Martín representa un sector de venezolanos que piensa de buena fe que el diálogo es posible y deseable, siempre y cuando sea serio y sincero. Hay venezolanos, entre quienes me incluyo, que piensan que el diálogo serio, sincero y constructivo es una total imposibilidad en la Venezuela de hoy, entre dos partes que tienen una diferencia abismal de naturaleza ideológica y ética. Oigo al militar hablar en presencia del poder ejecutivo y llego a la conclusión de que con este sector es imposible tener un diálogo sincero, serio y constructivo.  Y esta no es una impresión pasajera y superficial, sino una convicción basada en la observación de lo sucedido en Venezuela durante estos últimos 17 años.
El mensaje del militar no pudo ser más claro: somos el poder en Venezuela y no hay constitución que valga, no hay leyes que valgan, no hay oposición aceptable. Aquí en Venezuela se hará lo que nosotros, el régimen, queramos hacer.
En estas condiciones a los demócratas venezolanos no les queda sino dar la batalla en contra de un régimen dictatorial y abusivo. Cada vez que el Papa o alguien bien intencionado demanda diálogo desde el exterior, o del seno mismo de la oposición, ello debilita las fuerzas de la democracia venezolana que están en batalla por libertad, democracia, supervivencia. Y las fuerzas de la democracia y de la libertad de todo el mundo harán bien en apoyarnos desde afuera, como lo ha hecho el Secretario General de la OEA, Luis Almagro y como lo está haciendo la prensa libre mundial. Merced a estos esfuerzos el régimen venezolano ha sido desnudado ante el mundo. Es un régimen destructor que ha llevado al país a la miseria más profunda. Es necesario desalojarlo del poder, no sentarse a hablar con ellos, dignificando y validando a una pandilla donde hay  bandidos, ladrones y narcotraficantes a los niveles más altos de su liderazgo.
¿A hablar de qué, de la economía en ruinas? ¿De los presos políticos? ¿Del hambre del pueblo y de la necesidad de acudir al FMI? ¿De la incompetencia y corrupción del régimen? ¿De una industria petrolera e ruinas que requiere inmediata destitución de toda su directiva?   Cada tema que se lleve a la mesa haría inevitable un cambio de régimen político, algo que el régimen por definición no acepta. ¿Y entonces?
El diálogo, concebido como un proceso de resolver diferencias de manera racional y en base a la ética no es posible en la Venezuela de hoy.

Papa: diga lo que hay que decir. Usted es una referencia ética, no un miembro del cuerpo diplomático tradicional. Escuche lo que le dijo ayer el militar. 

1 comentario:

Jacob Sulzbach dijo...

 
Es evidente que nadie en el oficialismo está pidiendo respeto a la democracia y el derecho constitucional.  En sus mentes los temas en cuestión son la preservación de su control exclusivo sobre la distribución de la riqueza de Venezuela, sobre todo a ellos mismos, y evitar la responsabilidad por todo lo que han hecho para destruir el estado de derecho durante los últimos años.

El sentido de los mensajes es claro para cualquier persona que quiera ver en su verdad.  Acepta el diálogo sin cambio o enfrentarse a la venganza violenta del régimen.

Diálogo es una farsa.