viernes, 8 de julio de 2016

Cronicas de la corrupción chavista: enfermedad y muerte de Hugo Chávez


 Durante la imposición de condecoraciones a los miembros del equipo médico cubano que atendió al difunto Chávez,  Nicolás Maduro apuntó que su cuidado había estado en manos de médicos cubanos por diez años, hasta su muerte. Ello significa que el presidente de Venezuela decidió ponerse en manos médicas cubanas casi desde el mismo inicio de su presidencia, alrededor de 2002. Esta decisión, el proceso de su cuido en Cuba, la aparición de la enfermedad y el tratamiento del paciente, su fallecimiento, la manera como se informó (o no se informó)  al pueblo venezolano de estos asuntos, los aspectos éticos del proceso en sus dimensiones médicas y políticas,  todo ello permanece en el más absoluto misterio. Es preciso tratar de destapar esta caja negra porque el misterio ha hecho mucho daño a los venezolanos.

1.      CHÁVEZ DECIDIÓ PONERSE EN MANOS DE LA MEDICINA CUBANA

Es necesario analizar la razón por la cual Hugo Chávez decidió ponerse en manos de la medicina cubana, vista por algunos como sumamente avanzada y por otros como anticuada y hasta primitiva. Muchos venezolanos han criticado esta decisión porque reflejaba, según ellos, desconfianza de la medicina venezolana, la cual es percibida como más moderna y avanzada que la cubana. En nuestro criterio, las razones de esta decisión no fueron tanto médicas como políticas, e incluyen las siguientes:

La información sobre el estado de salud del presidente podía ser controlada en  Cuba;

·        En  condiciones normales de salud del paciente, lo cual fue cierto en su inicio, la relación Chávez-médicos cubanos se podía ver como prueba de la superioridad del sistema médico comunista sobre la medicina “capitalista’. La decisión tenía una carga ideológica la cual, quizás, se convirtió más tarde en un componente limitante para la salud del paciente, una vez que este cayó enfermo e insistió en negarse a recibir tratamiento en cualquier otro sitio que no fuese La Habana. Chávez fue atrapado por su misma propaganda ideológica;

·        La natural inclinación del paciente a buscar ayuda especializada entre una comunidad médica que comparta su manera de pensar. El paciente intuye que, en caso de emergencia, las decisiones que deban tomarse estarán más en línea con sus deseos, por lo cual su consentimiento tenderá a facilitarse. Parece evidente que Chávez se sentía más a gusto entre médicos comunistas, cuya línea ideológica rígida imperaba sobre cualquiera otra consideración, que entre médicos “capitalistas”, poseedores de valores diferentes a los suyos. Así lo confesaba con candor la ex-ministro de salud, médico y   Coronela María Eugenia Sáder Pérez, cuando decía que en La Habana el paciente “si se sentía a gusto, más tranquilo”.

¿Cuál fue el impacto de esta decisión en la mente de los venezolanos? 
 En sentido político esta decisión resultó negativa para Hugo Chávez. Le restó seguidores entre quienes la vieron como un acto de desprecio hacia la medicina criolla. Hasta sus mismos partidarios aceptaron la decisión sin estar muy convencidos de que era la correcta. Pensarían de manera muy panglosiana: “si lo decide el comandante-presidente es por qué es lo mejor”. Entre la numerosa oposición esta decisión fue vista como una clara señal de entrega a Cuba por parte de Hugo Chávez. Se comenzó a tejer la matriz de opinión, muy solidificada hoy en base a numerosas indicaciones objetivas, que el gobierno de Chávez y sucesores había sido colonizado por el régimen cubano.   

¿Qué significaba esta decisión desde el punto de vista ético?  En su sentido más amplio creo que la decisión fue éticamente equivocada porque, quien se puso en manos de la medicina cubana y entró – por lo tanto  - en la esfera de influencia política del país extranjero, no fue solamente Hugo Chávez, un simple ex-paracaidista, sino el presidente que debería ser – idealmente -  de todos los venezolanos.  De allí nace el calificativo de traidor que muchos venezolanos dan al fallecido.
Algunas  versiones encontradas han circulado sobre su enfermedad. Una de ella, alimentada por Nicolás Maduro, dice que el cáncer de Chávez le fue “inoculado” por la CIA, para probar la cual ha estructurado una Comisión “secreta”. Otra versión, probablemente tan infundada como la anterior pero no sin cierta lógica, dice que quienes tuvieron máxima oportunidad de manipular la salud del difunto fueron quienes lo tuvieron como paciente por diez años. ¿Y quién puede decirnos si ya la utilidad del difunto para los intereses cubanos había llegado al punto de los retornos decrecientes? En otras palabras, la presencia de Chávez como paciente en La Habana le daba a los estrategas políticos de Castro un máximo de oportunidad con, posiblemente, un máximo de tentación, para terminar con su vida.

 2.     La relación médico-paciente en el caso de Hugo Chávez.

En este campo entramos en terreno más especulativo. ¿Cuál fue la relación entre el paciente y los médicos quienes lo trataron? ¿Qué le aconsejaban los médicos a Chávez? ¿Qué decía/hacía Chávez?  En caso de no dar su consentimiento al tratamiento y a las indicaciones del equipo médico, ¿reaccionaban los médicos, como médicos o como miembros del Partido Comunista de Cuba? ¿Cuál fue la calidad del tratamiento? ¿Fue la muerte del paciente un resultado de la calidad del tratamiento? ¿Qué era lo que debía hacerse en los mejores intereses del paciente?  ¿O de Cuba? ¿O de la nación venezolana? ¿Puede la deontología médica ser asfixiada por consideraciones ideológicas?
¿Cuáles son las consideraciones axiológicas (filosofía de los valores) pertinentes al caso que comentamos? Infinidad de preguntas que solo pueden tener respuesta muy tentativa debido, precisamente,  a la manera poco transparente como se manejó esta relación.

 ·        La falta de transparencia. La privacidad en la relación médico-paciente es parte de lo aceptado en material de ética profesional. En el caso de una figura pública se impone un nivel de transparencia proporcional a la situación médica del paciente. No tiene el mismo impacto potencial sobre la estabilidad política de un país que su presidente tenga unas simples hemorroides o que padezca de un cáncer agresivo, como fue el caso con Chávez. En el primer caso, los médicos del presidente pueden ahorrarse los detalles, no así en el segundo caso. El país necesitaba saber oportunamente y con precisión qué clase de aflicción tenía el presidente y cuál era el pronóstico sobre el curso que tomaría la enfermedad. Un país no merece ser tomado por sorpresa.
¿Qué sucedió en la práctica? Que nunca se recibió un parte médico sobre la salud del paciente. Las declaraciones de los miembros del gobierno  fueron frecuentemente contradictorias, poco profesionales, fantasiosas y generalmente falsas. La mentira se adueñó de la escena nacional: “me agarró la mano con fuerza”. “Manda más que un dinamo”. “hablamos con él seis horas”. “está gobernando”.  “Entró caminando al hospital, yo lo vi”.  “Se siente cómo un toro”. Alegaban citar a Chávez: “Me han dado de alta médica, para ser de nuevo presidente”. Este torneo de mentiras, en el cual participaron descaradamente los miembros del entorno del presidente fallecido, tuvo su contrapartida cómplice en el equipo médico cubano, el cual guardó total silencio, en violación de la ética médica. Los sucesos posteriores han demostrado que esta conspiración de falsedades y silencios representó una tragedia para Venezuela, expresada en gastos cuantiosos, en promesas no cumplidas y en crueles engaños a buena parte de la población, incluyendo al sector de gente poco informada que lo seguía.  

·        ¿Cuál fue la relación entre los médicos quienes trataron a Hugo Chávez y el paciente? ¿Qué le aconsejaban los médicos a Chávez? ¿Qué decía/ hacía Chávez?  ¿En caso de no dar su consentimiento al tratamiento y a las indicaciones del equipo médico, como reaccionaban los médicos: Como médicos o como miembros del Partido Comunista de Cuba? ¿Cuál fue la calidad del tratamiento?  
En la tradición hipocrática el médico está obligado, primero, a no hacer daño y luego a proponerle al paciente el mejor curso de tratamiento posible para su enfermedad. Debe, por supuesto, obtener el consentimiento del paciente. En el juramento hipocrático, por cierto, no hay referencia alguna a la necesidad del consentimiento por parte del paciente ni siquiera era necesario informarle al paciente, si se pensaba que ello era contraproducente. Pero las cosas han cambiado. El código de ética médica de Núremberg le da importancia al consentimiento del paciente y lo tiene como el primer punto en el código. Sin embargo, el mejor tratamiento médico posible no tiene por qué ser idéntico a lo que el paciente prefiera. Parece ser que Hugo Chávez hacía caso omiso de las recomendaciones médicas debido a su sentido de irresponsabilidad frente al país. Su empeño en ser re-elegido aceleró su deceso y causó graves daños materiales y espirituales a la nación. Chávez no se sacrificó por el país, sacrificó al país en el altar de su ambición de poder. Eso está bastante bien establecido. ¿Y qué hicieron los médicos cubanos?  Guardaron silencio. Lo siguieron tratando no en sus términos profesionales y deontológicos sino en términos de lo que el paciente les dictaba, por razones políticas. No actuaron tanto como médicos sino como miembros de una secta ideológica. Y ello representa un crimen tanto del paciente, como presidente de todos los venezolanos, como de los médicos obligados a velar por el mejor interés del paciente, hoy condecorados.
Chávez no quería morir pero quería el poder, quería vivir para disfrutar del poder y lo arriesgó todo en función de su obsesión. Decía: “Solo yo puedo gobernar a Venezuela” y así lo creía. Chávez le pidió a Cristo, lloroso, que le concediera más vida. Dijo, angustiado, a un visitante: “!No me dejen morir!!”  Chávez se equivocó trágicamente cuando pensó que podía posponer su tratamiento mientras hacía campaña presidencial, a fin de mantenerse en el poder. No quiso aceptar que debía decidir entre el poder y la salud. Los médicos cubanos no supieron o no se atrevieron a decírselo o alguien les ordenó guardar silencio. Eso significa que, para todo efecto práctico, los médicos cubanos  lo dejaron morir. Su deber era denunciar la situación, salvar sus responsabilidades como médicos pero se quedaron callados. Y por ello fueron condecorados por quien ganaba más con la muerte de Chávez. Al guardar silencio optaron, aparentemente, por una medicina paliativa, a diferencia de una posible medicina curativa. Hoy quizás Chávez estaría vivo, retirado en su pueblo natal, jugando con algún nieto.
·        ¿Qué era lo que debía hacerse en los mejores intereses del paciente y la nación venezolana? ¿Puede la deontología médica ser asfixiada por consideraciones ideológicas? ¿Cuáles son las consideraciones axiológicas (filosofía de los valores) pertinentes al caso que comentamos?  Parece evidente que ha debido seguirse un tratamiento adecuado y sistemático, no interrumpido por la actividad política a voluntad del paciente. Pero, ¿era el mejor interés del paciente  idéntico a los mejores intereses de Cuba, el país huésped, y a los mejores intereses de Venezuela?  Para los venezolanos el mejor interés nacional significaba una total transparencia en la información, el reconocimiento por parte del paciente de que no estaba en condiciones de enfrentar un nuevo  periodo  presidencial y una total honestidad gubernamental en sus consideraciones sobre el futuro político del país, a la luz de la situación de salud del paciente. Nada de esto ocurrió. A la nación se le mintió sistemáticamente a fin de que un grupo pudiera beneficiarse políticamente del engaño.Y ello ha causado un gravísimo daño material y espiritual al país. ¿Y el mejor interés de Cuba? No sabemos cuál era. Debiera haber sido preservar la vida del paciente que había sido tan pródigo con ellos. Sin embargo, existen indicios de que los cubanos pudieran haber pensado que un sucesor más manso, ideológicamente más “maduro”, pudiera ser mejor para ellos. El resultado ha sido un gasto innecesario de miles de millones de dólares en dos campañas presidenciales, apenas separadas por pocos meses y la instalación de un presidente analfabeta e inepto en elecciones poco transparentes. Esto ha llevado al país a una crisis que está entrando en una fase quizás terminal para el proyecto político en el poder, una crisis que ha arruinado al país y cuya responsabilidad histórica cae en gran medida en el difunto.     

 3.    ¿Habrá una lección aprendida o pasaremos la página como si nada hubiera sucedido?  

La decisión de Hugo Chávez de poner su salud, la salud del presidente de Venezuela, en manos de médicos extranjeros quienes aparentemente mezclaban la ética médica con la ideología política, desencadenó una serie de acontecimientos que han resultado en una tragedia nacional y el profundo descrédito de la medicina cubana. 
Subyacente a esta tragedia está el importante concepto axiológico del mejor interés. En el caso del mejor interés del paciente se incluyen factores tales como la extensión de la vida, el bienestar psicológico y la coherencia de su tratamiento con valores y principios de orden social, religioso o político. Parece claro que el paciente tuvo la mayor responsabilidad en permitir que estos factores, algunos de ellos muy subjetivos, colidieran entre sí, generando una aceleración de su muerte. El mejor interés del país era otro, la tan cacareada suma de la mayor felicidad posible para sus habitantes. Lo que ha ocurrido difícilmente se ajusta a esa aspiración, en una Venezuela donde la burocracia estatal se roba el dinero de la nación impunemente y donde se debe importar hasta el  papel “tualé”.
Parte de la tragedia ética venezolana es la inclinación de segmentos de la población a pasar la página, como si nada hubiera sucedido. Se pide con insistencia un diálogo entre grupos que no comparten los mismos  valores y principios. Ese diálogo es degradante,  porque tiende a validar valores y principios equivocados. Un país que dialogue con sus victimarios entrega sus valores y acepta que el “crimen si paga”.  


Quienes ya estamos cerca de la costa de Ítaca solo podremos desearles buena suerte a las generaciones venezolanas que vienen en camino y recordarles a  Santayana: “Quienes olvidan el pasado están condenados a repetirlo”. También nos decía Santayana, y esto aplica al régimen venezolano actual: “el fanatismo consiste en redoblar los esfuerzos cuando se han olvidado los propósitos”.

6 comentarios:

elmo Tagua dijo...

Al podrido maximo e Sananeta los Cubanos terminaron de guisarlo en su propia salsa a fin de poder poner en su puesto al Mas-burro. El podrido maximo ya le era de estorbo a los Castro y estos ya le tenian su reemplazo designado. Al muy creido se lo comio' su adulacion a los dinosaurios Cubanos.

Anónimo dijo...

Chavez, siempre tuvo el cordon unbilical con Fidel, un enamoramiento, admiracion y obsesion incomprensible que venia desde su epoca de adolescente, y que luego en presidio, se le inculco mucho mas en sus neuronas, y esa dependencia de los Castros rayando a la adiccion. Lo que me hace suponer la carencia total de autoestima, del difunto. Y por supuesto, que Fidel se aprovecho de este y le exprimio el jugo.

Ahora bien: Nicolás Maduro apuntó que su cuidado había estado en manos de médicos cubanos por diez años, hasta su muerte. Si los medicos cubanos que segun Chavez eran tan portentosos (al parecer, aun mas que los grandes profesionales venezolanos o gringos), y estos le tuvieron por tantos años bajo la vista, continuamente revisandole, analizandole, chequeandole, entonces no comprendo como no vieron a tiempo los comicios de un cancer en una cadera o pierna, y esos genios no se lo atajaron a tiempo, digo yo.

Por supuesto que a muchos venezolanos de a pie nos reputeo que tanto dijo y predijo sobre aquellas maravillas: la Mision Barrio Adentro, la futura medicina venezolana, hospitales, seguro social venezolano, y que ademas nos trajo a todos esos medicos cubanos la gran panacea chavista, para que despues este en vez de dar el ejemplo, se vaya corriendo a Cuba a sus revisiones medicas.

Como jode el enfermo!!!

Jacob Sulzbach dijo...

 
"Cronicas de la corrupción chavista . . ."

Gustavo, necesitarás una beca, un equipo de redacción, y una biblioteca tendrá que dedicar al menos una ala especial para alojar a los recursos.

Pero buena suerte!  Es una tarea que vale la pena cumplir.
 

Sledge dijo...

"El Pajarito comandante eterno" demostro ser un pendejo. Alguien con tanto dinero robado disponible como Chabestia, tenia que haber ido a ver a los mejores medicos del mundo. Olvidarse de la politica. Ir a Europa, Japon, USA donde sea, y contratar los servicios de 5 medicoscon la mejor reputacion para esa enfermedad. Pagarles pasaje y estadia de lujo en Caracas si fuera necesario, o ir a tratarse en los mejores hospitales, con 5 diferentes opiniones medicas.

Es lo que cualquier multimillonario con 2 dedos de frente haria, frente a tan grave enfermedad. Pero el pajarito difunto no era tan inteligente como a veces lo califican, obviamente. Y pago el precio de su estupida ideologia con su vida. Menos mal, o "good riddance" como se dice aqui. A ese loco hubiera sido todavia mas dificil de sacarlo del poder que a Masburro. Lo que si tenia era carisma, y era un poco mas educado que el asno. Hubiera podido ser otro Castro, 6 decadas en el poder, si no hubiese sido tan imbecil.

Anónimo dijo...

Menos mal que el muertico se murio.
Que ridiculos y cuan incompetentes se puede llegar a ser que hasta se les pudrio antes de llegar a Caracas. Cuanto nos hubiesemos librado si se hubiese muerto al principito de su periodo presidencial, pero bueno, los hechos se desenlazaron asi, y como dicen los gringos: "shoulda coulda woulda", y ni modo.
Nunca nos figuramos que dejaria en su silla al bestia este, pero muchisimo menos, que ni los militares ni nosotros mismos tuviesemos las bolas para sacar al maldito este con las patas por delante.
Abajo Cadenas, Carajos!

Anónimo dijo...

Hoy quizás Chávez estaría vivo, retirado en su pueblo natal, jugando con algún nieto.
No, no lo creo. Este iba a durar lo que el Benemerito. Tenia demasiadas ansias de poder como para retiarse algun dia.