El futbol hizo su aparición en pleno durante el juego Uruguay-Corea del Sur. Un partido emotivo, bien jugado, disputado a sangre y fuego, con un equipo surcoreano de sorprendente agresividad y un equipo uruguayo impenetrable en su defensa. Fue, en mi opinión, el mejor partido de lo que va de campeonato mundial y sirvió para quitarnos el mal sabor en la boca que nos dejó el aburrisímo partido entre Brasil y Portugal, una especie de sainete diseñado para permitirles a ambos equipos pasar a los octavos de final.
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