***Trabajadores defienden a POLAR pero aún falta algo importante.
Los trabajadores de POLAR están dando una bella demostración de lealtad hacia su empresa. Aún los líderes sindicales chavistas se le han parado al dictador para decirles que ellos están defendiendo sus puestos de trabajo. Sin embargo, se apresuran a agregar que ellos no están defendiendo al capitalismo o a la oligarquía. Reflejan en esas declaraciones el grado de contaminación ideológica que aflige a nuestros trabajadores. Y esto no es nuevo. El movimiento sindical venezolano ha estado profundamente influenciado por las prédicas marxistas o marxistoides que hablan de la confrontación entre el capital y el trabajo como algo inevitable. Hasta los partidos democráticos venezolanos se nutrieron de esta bazofia por muchos años.
Estos trabajadores de POLAR que alegan estar defendiendo sus puestos de trabajo pero no el capitalismo rinden pleitesía a esta ideología difunta. Han llegado ya hasta la mitad del camino liberador pero no han exorcizado todavía los fantasmas del marxismo obsoleto.
No quieren reconocer abiertamente que el capitalismo es lo que hace posible sus puestos de trabajo. El caso de POLAR es clásico. Si los trabajadores protestan por defender sus puestos de trabajo es porque creen que, si POLAR cae en las pezuñas del régimen, esos puestos de trabajo se perderán. Si ellos pensaran que estarían mejor bajo un esquema “socialista”, no se estarían oponiendo al vulgar asalto chavista a la empresa.
Y lo de oligarcas tampoco es cierto. Oligarquía es el poder en manos de unos pocos. Nada más claro que en la Venezuela de hoy la oligarquía está representada por Chávez y su pandilla. Esa es la oligarquía. No la de un grupo cada vez menor de empresarios acosados por los abusos de poder del déspota.
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