Armando Galarraga es un modesto lanzador venezolano de los Tigres de Detroit. Ha tenido altibajos. En 2008 tuvo una excelente temporada. En 2009 tuvo una pobre temporada. Fue enviado a las ligas menores. Fue llamado en 2010 a la gran carpa, donde lo está haciendo razonablemente bien. Hace unas semana protagonizó una hazaña deportiva truncada a último momento por una errada decisión arbitral. Pero esa “mala suerte” le permitió sacar a flote una cualidad que vale más que la hazaña deportiva: su caballerosidad y su decencia. Galarraga no agredió al árbitro, no formó un escándalo, no habló de discriminación contra los latinos, nada de esas pachotadas. Galarraga se convirtió en un maravilloso ejemplo de buen comportamiento. Como resultado de su ejemplo, miles de niños piensan hoy que quisieran ser como Galarraga. Por cierto, el salario de Galarraga es de $400.000 por la temporada, ciertamente un salario muy decoroso.
Carlos Zambrano es la otra cara de la moneda. Su salario es de $91,5 millones, doscientas veces mayor que el salario de Galarraga. Pero su comportamiento deportivo este año no ha sido tan positivo como el de Galarraga. Eso no sería lo determinante, pués un deportista puede tener una mala racha. Lo importante es su actitud como persona. Ella ha sido desastrosa. Parece que Zambrano cree que sus malcriadeces son graciosas y se le deben permitir porque el es…. Zambrano. Una persona que gane esa fortuna al año debería tener mejor criterio y actuar con mayor decencia. Ahora el equipo lo está rechazando, sus compañeros lo están rechazando. Zambrano se ha convertido en su peor enemigo.
El problema de algunos deportistas venezolanos sin una sólida educación ciudadana es que no saben asimilar el éxito que les llega rapidamente y no como producto de una larga progresión en su carrera. El boxeador que le pegaba a su mujer y se suicidó recientemente es un trágico ejemplo de quienes que no pueden mantenerse en la cumbre después de haber llegado, porque su personalidad simplemente no tiene los ingredientes de humildad, sencillez y perseverancia que se requieren. Zambrano parece ser otro. Ojalá que pueda salvar algo de este naufragio.
Menos mál que tenemos casos maravillosos de éxito deportivo personal, como Andrés y Armando Galarraga, Chico Carrasquel, Luis Aparicio, Omar Vizquél y muchos otros que le dan lustre al gentilicio y compensan por las carencias de quienes no dan la talla en el campo de la buena ciudadanía.
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