El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas está en manos de países que no respetan los derechos humanos. El presidente es de Tailandia, país en el cual el ejército dispara primero y pregunta después. Los vicepresidentes vienen de Cuba y de Angola, países en los cuales los derechos humanos han sido sistematicamente pisoteados por los regímenes en el poder. Entre los miembros se encuentran países como China, Malasia, Pakistán y Libia, en los cuales los derechos humanos no son respetados.
Esto pareciera hecho a propósito para terminar de desprestigiar la organización. Como esperar que un Cubano-Castrista o un Libio-Gaddafiano o un Angolés del régimen que allí impera puedan tener sensibilidad alguna hacia los derechos humanos, cuando en sus países tales derechos son pisoteados salvajemente?
Entre quienes apoyaron con entusiasmo la designación de la Cuba castrista para la vicepresidencia del Consejo se destacó por su melosidad y adulancia hacia Castro el embajador de Chávez, el infeliz German Mundaráin, de ingrata recordación como Defensor del Puesto en Venezuela. Ahora, Mundaraín cosecha, en una posición cómoda, bien pagada y sin responsabilidades, su abundante siembra de desverguenza
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