Aunque no lo puedan ver bien, el que viene al bate es Freddy García.
El domingo celebré el dia del padre. Tengo la inmensa suerte de vivir cerca de mis hijos y nietos. Todos me vinieron a visitar el Domingo. Estas reuniones adquieren cada vez mayor significado para mí, a medida que pasa el tiempo y me acerco al final de lo que ha sido un viaje maravilloso, lleno de bellos puertos y de peripecias y conocimientos, como lo deseaba el poeta griego Cavafis en su “Itaca”. Mi camino ha sido largo y han sido muchas mis mañanas estivales.
El Domingo se inició con un juego de fútbol por televisión pero pronto se hizo hora de salir hacia al bellísimo estadio de beisból de los Nationals de Washington. El viaje se hace comodamente en el Metro. Mi esposa y yo disfrutamos de unos asientos cercanos al home, cortesía de los hijos. Este día jugaban los Nationals con los Medias Blancas de Chicago, en juego inter-ligas. Generalmente queremos ver ganar al equipo local pero esta vez queríamos ver ganar a Chicago por la presencia en ese equipo de Ozzie Guillén, Omar Vizquél y Freddy García. Nos fuímos temprano esperando tomarnos una foto con ellos pero no fue posible. Y a cuando los jugadores llegaron no pudimos acercarnos al dogout de Chicago. Sentimos que Vizquél no estuviera en acción sino hasta casi el final, cuando ya habíamos salido del estadio. Vizquél, espero, irá al Hall de la Fama. Hace poco superó la cantidad de hits de un inmortal, Lou Gehrig.
Lanzó Freddy García y ganó el juego. Este lanzador venezolano se ha re-inventado. Antes era un lanzador de bolas rápidas. Ahora, está más bien las 80-85 millas por hora pero parece tener una inmensa clama y astucia, algo que debe sacar a los bateadores contrarios de sus casillas. Guillén celebra la temporada que García está teniendo pero ha dicho que no se explica como lo hace. Lo cierto es que Freddy solo aceptó unos pocos hits del equipo de washington, el cual ha mejorado mucho con relación al año pasado.
Lo que si estuvo duro fué el sol. El calor estaba en los 35 grados centígrados, difícil de soportar para quienes ya tienen cierta edad. Entre innings tuve que ir a echarme agua en la cara, debí tomar agua incesantemente y ponerme crema de protección solar, aunque quedé como rojo ladrillo (ver foto).
Luego vino la reunión en nuestro apartamento. Toda la familia reunida, todo muy hermoso. Recordamos en conjunto cuando los “niños” eran niños y hablamos de como les va a los nietos en sus actividades. Compartimos, comimos, nos reímos mucho, una colección maravillosa de momentos. Comprendí a Hans Castorp, el personaje de “La Montaña Mágica”de Thomas Mann, cuando decía que siempre había sido “un niño mimado por la vida”. La felicidad me ha acompañado todos los días de mi vida y el domingo pasado, Día del Padre, ella fue una invitada de honor en nuestro apartamento.
El domingo celebré el dia del padre. Tengo la inmensa suerte de vivir cerca de mis hijos y nietos. Todos me vinieron a visitar el Domingo. Estas reuniones adquieren cada vez mayor significado para mí, a medida que pasa el tiempo y me acerco al final de lo que ha sido un viaje maravilloso, lleno de bellos puertos y de peripecias y conocimientos, como lo deseaba el poeta griego Cavafis en su “Itaca”. Mi camino ha sido largo y han sido muchas mis mañanas estivales.
El Domingo se inició con un juego de fútbol por televisión pero pronto se hizo hora de salir hacia al bellísimo estadio de beisból de los Nationals de Washington. El viaje se hace comodamente en el Metro. Mi esposa y yo disfrutamos de unos asientos cercanos al home, cortesía de los hijos. Este día jugaban los Nationals con los Medias Blancas de Chicago, en juego inter-ligas. Generalmente queremos ver ganar al equipo local pero esta vez queríamos ver ganar a Chicago por la presencia en ese equipo de Ozzie Guillén, Omar Vizquél y Freddy García. Nos fuímos temprano esperando tomarnos una foto con ellos pero no fue posible. Y a cuando los jugadores llegaron no pudimos acercarnos al dogout de Chicago. Sentimos que Vizquél no estuviera en acción sino hasta casi el final, cuando ya habíamos salido del estadio. Vizquél, espero, irá al Hall de la Fama. Hace poco superó la cantidad de hits de un inmortal, Lou Gehrig.
Lanzó Freddy García y ganó el juego. Este lanzador venezolano se ha re-inventado. Antes era un lanzador de bolas rápidas. Ahora, está más bien las 80-85 millas por hora pero parece tener una inmensa clama y astucia, algo que debe sacar a los bateadores contrarios de sus casillas. Guillén celebra la temporada que García está teniendo pero ha dicho que no se explica como lo hace. Lo cierto es que Freddy solo aceptó unos pocos hits del equipo de washington, el cual ha mejorado mucho con relación al año pasado.
Lo que si estuvo duro fué el sol. El calor estaba en los 35 grados centígrados, difícil de soportar para quienes ya tienen cierta edad. Entre innings tuve que ir a echarme agua en la cara, debí tomar agua incesantemente y ponerme crema de protección solar, aunque quedé como rojo ladrillo (ver foto).
Luego vino la reunión en nuestro apartamento. Toda la familia reunida, todo muy hermoso. Recordamos en conjunto cuando los “niños” eran niños y hablamos de como les va a los nietos en sus actividades. Compartimos, comimos, nos reímos mucho, una colección maravillosa de momentos. Comprendí a Hans Castorp, el personaje de “La Montaña Mágica”de Thomas Mann, cuando decía que siempre había sido “un niño mimado por la vida”. La felicidad me ha acompañado todos los días de mi vida y el domingo pasado, Día del Padre, ella fue una invitada de honor en nuestro apartamento.
2 comentarios:
Felicidades Gustavo! Aunque sea un poco atrasado :P
Un abrazo desde México
Gracias Aldo!
Un tequilita!
Gustavo
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